"Shinazugawa ha estado ignorandome". Eso fue lo primero que pensé en cuanto me dí cuenta de que ni siquiera me miraba. No importa, si quería jugar ese juego estaba bien. No iba a olvidar lo que pasó en la feria tan fácilmente si eso es lo que quería, que inmaduro.
La primera clase pasó rápido. La segunda clase era matemáticas, que desafortunado. Me aproximé a Sanemi, toqué su hombro y estiré mi mano como señal de que esperaba algo. Sanemi se quedó desconcertado ante esta acción.
- Mi cuaderno - Murmuré -. Aún tienes mi cuaderno y lo quiero devuelta -. Mi voz sonaba áspera, aún no sabía cómo controlar bien mi tono de voz. Sanemi ahora parecía preocupado, pero no dijo nada, solo me entregó el cuaderno en mi mano y desvió la mirada con el ceño fruncido. Agradecí y me retiré. No tenía nada que decir al respecto, la situación también me era preocupante pero no podía rogarle a Shinazugawa y humillarme de tal manera, esperaría a que me hablara. Los dos tenemos un orgullo alto, aunque parece que el más que yo.
La clase de Matemáticas, fue aburrida como siempre, por primera vez me dormí en una clase hasta que terminara. Lo único que me despertó fue el sonido de la campana al terminar la clase, guardé mi cuaderno y, como de costumbre, me fuí a las gradas para comer tranquilo durante la hora de descanso. Sanemi y Obanai no estaban, supuse entonces que esto duraría un largo rato hasta que volvieran a hablarme. No tenía prisas, podía esperar. Aunque, realmente me sentía mal con su repentina separación, pues casi toda mi vida la viví solo y sin amigos, con gente juzgandome a mis espaldas, me era inevitable no sentirme mal ante tal cosa. A veces la gente olvidaba que era humano y que yo también podía sentir.
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La gente que pasaba por ahí me miraba de forma extraña, como si me estuviera juzgando, aún desconocía el por qué. De pronto sentí que retrocedí en el tiempo, justo en donde Shinobu comenzó a difamarme. El recuerdo aún se mantenía a la perfección, todos mirándome extraño mientras entraba por la puerta, Shinobu gritando, el director gritandome. Llegué a una conclusión.
- Kochō -. Murmuré y comencé a buscar con la mirada a la chica, frustrandome un poco por ello. En verdad estaba enojado, seguramente había esparcido nuevos rumores sobre mi; solamente podía escuchar los murmullos a mis espaldas, las miradas fijas en mi y las risas de los demás hacia mi. Suspiré.
Antes de que pudiera darme cuenta, ella estaba enfrente de mi, mirándome fijamente con una sonrisa totalmente falsa. Fruncí el ceño una vez que la vi, apreté mis puños con fuerza.
- ¿Shinazugawa y tu se las pasaron bien en los baños? - Cuestionó, dando una leve risa. Lo único que pude hacer fue quedarme desconcertado ante esta pregunta, porque realmente no entendía lo que quería decir en ese momento.
