C h u b b y D o g s

🌭 Un par de perros calientes 🌭

Shipp: Nakahara Chūya/Dazai Osamu ( Top x Bottom ).
Parte: 5/?
Add kink: Verbal Humillation.
•Chūya feeder / Dazai fedee•

Maldito sea el Nakahara Chūya del pasado al haberse dejado enredar de esa manera, aún conociendo a su adversario, cerró los ojos y sin duda alguna se entregó a la inminente desgracia.

Pero...ya volviendo a la actualidad, tres meses y medio habían transcurrido a un ritmo fantástico, indoloro, como una vacuna que duele un segundo después de ser colocada en el brazo. Cierto pelirrojo estaba sentado al fondo de un salón enorme, con sus piernas cruzadas con desesperación y una mueca de completo aburrimiento en su rostro; no debía ver el reloj en su muñeca cada cinco malditos minutos, así que estimaba que ya la reunión con el jefe y resto de ejecutivos de la Port Mafia había sobrepasado los cuarenta y algo minutos de insoportable palabrería.

Las cosas hubiesen sido menos irritantes si en primer lugar el tema fuese de verdad útil en algo (mierdas de seguridad, embarques fallidos, cosas ya redundantes), y en segundo lugar, si el desgraciado imbécil mitad momia no se hubiera tragado dos hamburguesas grandes, cuatro bolsas de papas fritas sabor queso y una cantidad casi tóxica de Coca-Cola frente a él, quizás no tendría una erección tan desproporcionada y torcida entre sus pantalones de vestir oscuros.

Mori hablaba como si de verdad a alguien de allí le importara, quizás a Kouyo, pero ese no era el punto. Estaba desesperado, muy excitado, sólo quería ir hasta donde el castaño y acariciar la curvatura sobresaliente cada vez más erótica en que se convertía su barriga.

Desde su ubicación, era inevitable no delinear sus rasgos finos con autentica dedicación, admirar el tierno borde redondo de sus mejillas regordetas y la pequeña almohadilla de grasa bajo su mentón que a veces se pronunciaba más al tragar. De perfil, el cambio era destacable, de frente podía tener la misma horrible cara de mierda que siempre, pero cuando estaba de costado...maldición, su polla se estiró otro jodido centímetro de sólo pensar en ese detalle.

Nakahara sudaba, su respiración era irregular y sentía una opresión caliente eclipsar su pecho, prestando toda la atención posible, con una mirada seria y amarga que en ocasiones se desviaba hacia su compañero.

Por su parte, el suicida tenía su propia lucha interna; quería eructar. Desde que el otro mafioso le había concedido la libertad de hacerlo cuando quisiera se había vuelto una costumbre muy mala, haciéndolo incluso de manera intencional para que el mayor tirase la comida directamente sobre él y ver su piel erizarse y enrojecerse del morbo.

La reunión se había postergado demasiado, así que era de esperarse que sus conclusiones y palabras finales fluyeran por el mismo río. El tic tac del reloj de la habitación hacía eco en los oídos de Chūya, no pudiendo pensar en otra cosa que no fuera en arrastrar a Dazai hasta su departamento y cogerlo en la entrada de ser posible, sólo deseaba morder y jugar con los rollos en crecimiento de su espalda, delinear el límite de sus pezones con la punta de su lengua, saborearlo, devorarlo...miró de nuevo al hombre azabache que emitía un monólogo ya difuso, quien como si se hubiese apiadado de él, anunció el fin de la reunión con palabras simples y un agradecimiento penoso por haberles quitado un poco más de tiempo.

Por una parte sintió alivio y por otra sintió horror, absoluto horror. Al fin se iría, bien, pero...tenía una erección de casi 18cm en un pantalón apretado, por supuesto que al ponerse de pie aquello sería muy evidente y atraería una o dos miradas controvertidas.

Escuchó a su mentora llamarle con suavidad, él le expresó sentirse bien aún cuando el placer ya había sobrepasado los límites del dolor, no pudiendo controlar esa parte de su cuerpo como todavía no era capaz de controlar Corrupción. Respiraba con dificultad, intercambiando palabras con la mujer que debió o no darse cuenta de su verdadera situación, cubriendo con su silueta al otro menor que seguía interesado en el jefe.