🍭 Nuestra dulce forma de amar 🍭

82 2 0
                                    

Shipp: Edogawa Ranpo x Dazai Osamu ( Top x Bottom ).

Partes: 2/?

Uno, dos...

¿Cuánto tiempo había transcurrido ya?

Tras dar el último sorbo a la bebida con gran dificultad, Dazai se encontró así mismo lleno y enorme, retirando el pico de la botella de soda sabor uva de sus labios aún grasosos y fatigados sólo para dejar ir un gemido cansado, arrojando el plástico lejos de él y fantaseando con desmayarse en el frío suelo sin más.

Debían ser casi las once de la noche y a penas estaba terminando la abundante cena traída por su novio hace más de dos horas. Porciones enormes de arroz, carne, vegetales fritos, tres rebanadas de esos sandwiches cremosos con dulce fruta dentro, y por supuesto, más de un litro de soda que Edogawa si quiera se molestó en mirar.

El castaño había comido muy emocionado desde el principio, sentado sobre el cálido futón de su novio mientras éste acariciaba desde atrás sus esponjosas caderas con devoción. Para aquella velada, el suicida como mucho y llevaba una prenda encima: El suéter color champán con cuello de tortuga que había sido un regalo de su pupilo ya le quedaba corto a éstas alturas, aunque era muy obvio el reconocer la razón de que las cosas fuesen así, después de todo, ¿Cómo aquel suéter podría con todo eso? Caderas desbordantes conectadas a un rollo grueso que abarcaba buena parte de su regazo, fluyendo libre sobre sus amplios muslos con viejas cicatrices, un pecho de felpa grande y lujoso donde el azabache podría morir ahogado sin problemas, brazos y hombros forrados de varias capas de grueso acolchado (y más en esos últimos días, cuya única ocupación habían sido apilar bandeja vacía tras bandeja vacía), y una tierna papada aún en formación que cubría decentemente el cuello de la prenda, conectada a mejillas redondas y regordetas que se sonrojaban ante el más insignificante esfuerzo actual. La suma de todas esas características eran magníficas, una maravilla dulce y picante que Ranpo deseaba devorar cada noche.

El detective mayor se sentía en el paraíso mismo, abrazando, apretando, agitando y rasguñando la pálida piel magullada con sus hambrientas manos, disfrutando de la textura espesa y caliente que sólo lograba alterar más su consternada polla en espera a ser utilizada, dentro o no, de ese profundo ombligo expuesto por la reciente hinchazón del vendado que ya estaba acostumbrado a rellenarse así, sin pantalones o ropa interior incómoda que cortara la circulación a sus inmensas piernas extendidas.

—Ranpo—, susurró con turbulencia, ahogando eructos y evitando gemir demasiado fuerte—, si sigues moviendo mi barriga así voy a-...—, una pausa abrupta rompió el forzado hilo de sus palabras, dándole paso a un eructo brusco y húmedo que recibió una tonta risa como mejor respuesta—, Por favor, para...

—Dices eso haciendo nada para detenerme. Es obvio que no me voy a detener hasta que puedas ponerte de pie sin mi ayuda—. Escupió con un tono de voz muy grave y rasposo, dejando caer sus palabras directamente en el oído derecho ajeno, generando un temblor leve en todo su cuerpo y un agradable escalofrío escalar su columna. Su relación tenía una dualidad monstruosa: a veces eran un par de tórtolos enamorados y otras un par de amantes degenerados y sin escrúpulos.

—¿Desde cuándo no me pongo de pie sin tu ayuda, en realidad?—, otro eructo se fugó de sus labios en medio de la pregunta retórica—, ugh, estoy tan grande que con suerte puedo moverme...

—Es cierto, solías ser tan frágil y delgado, y ahora...—, dijo con auténtica nostalgia y calma en sus intenciones, paseando sus curiosas manos entre los enormes rollos que se formaban cuando Osamu se encontraba sentado e inclinado hacia adelante como ahora, hundiendo sus dedos en medio de esas cómodas manijas de amor que al moverse hacían bailar todo su gorda silueta—, te has vuelto tan grande que sólo pienso en alimentarte y follarte todo el tiempo.

C h u b b y  D o g sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora