🍪 Leche y galletas 🍪

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Shipp: Dazai Osamu x Nakahara Chūya ( Top x Bottom ).
Partes: 1/1.

•Dazai feeder / Chūya feedee

Debió haberlo visto venir desde muy lejos, y aún así, ¿Podía poner excusas de por medio? Escaneando su silueta frente al espejo con cierto escrutinio, Chūya a penas iba notando ese detalle.

Sus ojos iban de arriba hacia abajo, de esquina a esquina y muy en el fondo de su mente trataba de convencerse de que era un efecto de iluminación, su postura estaba desmejorando o cualquier cosa que pudiera justificar lo que no podía dejar de ver. Con su mano derecha desnuda, tocó la piel suave de su estómago que lucía algo enrojecida, sintiendo muy bien la evidente hinchazón en esa misma área.

Era difícil de notar con algo encima, pero al estar prácticamente desnudo contemplando su reflejo en el espejo de la sala se dio cuenta de ese detalle. Su barriga estaba levemente abultada, no tanto como para asustarse, pero sí como para destacar en su anatomía baja y estilizada. Sus pensamientos eran tenues divagaciones de la realidad, buscando razones a lo que tenía la desdicha de admirar, a lo lejos, una voz molesta irrumpió en su burbuja, cual aguja filosa perforando la piel, la presencia le hizo volver en sí con nerviosismo.

—Chūyaa...~

Lo había olvidado. Eran algo así como las tres de la mañana, un miércoles después de un ajetreado martes, había tenido una junta con el jefe de la mafia portuaria y demás ejecutivos, regresó a su casa algo ebrio, y había tenido relaciones sexuales con su enemigo, todo en menos de doce horas y en tiempo récord.

—¡Chūyaa~!—, nuevamente, el llamado resonó por varios cuartos y llegó a oídos del pelirrojo sin repercusión alguna, por lo cual, la tercera vez no fue un grito—¡Chūya, dime dónde dejaste la-...!

Sus palabras fueron cortadas de golpe al encontrarse con esa escena del otro hombre, acariciando su abdomen con curiosidad y un brillo raro en sus ojos, haciendo al vendado parpadear confundido un segundo. Sólo se levantó de la cama en busca de una tonta media y se consiguió con Nakahara en ese estado, trató de no reírse, y haciendo un esfuerzo casi antinatural, sólo se limitó a una frase diminuta.

—Oh, no me digas que a penas notaste que tienes panza—. Lanzó sin una pizca de burla en su voz, provocando que el contrario diera un salto desde su posición al percatarse de que detrás de él, un hombre alto y con una buena parte de su cuerpo cubierto de vendas lo descubrió.

—No sé de qué mierda hablas—, escupió, aún sin salir de su sobresalto inicial—, estaba acomodándome el cabello y nada más, no digas estupideces.

Una sonrisa maliciosa se fugó de los labios del detective, la cual cubrió con su mano derecha, de verdad esforzándose por no reírse con las ocurrencias de su pequeño cachorro.

—¡¿De qué te ríes, imbécil?! —. Se le escuchaba molesto, pero en realidad quería ocultar la incomodidad de haber sido visto en algo tan ridículo como tocando su barriga.

—No es nada, no es nada~...—, atinó a decir dejando ir un par de carcajadas ligeras, estando a muy poco de estallar de la risa en toda la amargada cara de Chūya—, sólo se me hizo adorable verte tocando tu panza como sino la hubieras notado antes.

Una punzada fría impactó en el pecho del orbes azules, cayendo en cuenta de que, de hecho, no lo había notado. Se convencía así mismo de que era algo temporal, por lo que escuchar a alguien más confirmándolo sólo empeoraba todo.

—Oye...—, Dazai le llamó, en un tono suave y acercándose a pasos cortos hacía él, quedando de frente al espejo y justo detrás suyo—, no te deprimas. Estás un poco inflamado por la cena y lo de hace rato, mañana o pasado tendrás tu six pack de vuelta.

C h u b b y  D o g sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora