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Ese día te conocí, llegaste al infierno y buscaste ayuda y guía en todos los demonios soberanos, de algún modo llegaste a un lugar alto entre todos ellos. Cuando finalmente cruzamos palabras oí tu voz un poco extraña, jamás había oído algo así, un efecto de radio salía de ella.

—Vox...¿Cierto?

—...A-Así es...– Respondí con la voz un poco entrecortada.

Nos miramos fijamente, midiendo la fuerza y la intención del otro en aquel tenso silencio. El eco de mi voz aún resonaba en tus oídos, una mezcla de curiosidad y desconfianza se agolpaba en tu mente. En el infierno, cada encuentro conlleva un riesgo.

—¿Qué te trae por aquí? — Preguntaste, sin apartar la mirada, tratando de descifrar mis intenciones a través de ese velo de estática que parecía envolverme.

Parpadeé, sacudido por la pregunta, mientras tus palabras se asentaban en mi mente. Mi mirada, intensa y calculadora, reflejaba la experiencia de alguien que sabía moverse entre las sombras y los secretos de nuestro oscuro dominio.

—Me hé enterado de que buscas poder... Más del que ya te han ofrecido.

Tu mirada se entrecerró, fija en mis ojos, una sonrisa salió de tus labios y estiraste la mano hacia mi. Gustoso la tomé estrechándola.

— Bien Vox, Veamos hasta dónde nos lleva este camino de poder. No es fácil encontrar a alguien dispuesto a desafiar a los soberanos, pero me intriga tu presencia y lo que puedes ofrecer.

Mi sonrisa era fría, calculadora, y la estática que rodeaba mi voz parecía intensificarse con la emoción contenida en el ambiente. Tu apretón de manos era firme, denotando una fuerza que no se dejaba intimidar fácilmente.

—He oído rumores de una antigua...reliquia —continué, inclinándome ligeramente hacia ti, asegurándome de que mi voz solo fuera audible para tus oídos—, algo que podría cambiar el equilibrio de poder en el infierno. Algo que, si cae en las manos adecuadas, podría convertir a su poseedor en el soberano de todos los demonios.

Tus ojos se iluminaron con un brillo astuto, como si ya hubieras oído de dicha reliquia y estuvieras esperando a alguien que pudiera ayudarte a obtenerla. Soltaste mi mano lentamente, el gesto tan calculado como nuestras palabras.

—Interesante —dijiste, tu voz un susurro que parecía resonar en las profundidades del abismo mismo—. Pero dime, Vox, ¿qué es lo que buscas a cambio? En el infierno, nada se da gratis.

Mi sonrisa se ensanchó, un reflejo de la tuya. Habíamos llegado al punto crítico, al momento en que nuestras verdaderas intenciones saldrían a la luz.

—Simple —respondí, mi voz reverberando con una intensidad renovada—. Quiero un lugar a tu lado cuando tomes el trono. Quiero el poder que merezco, y quiero ser recordado como el arquitecto de la nueva era que estamos a punto de construir juntos.

Tu risa, baja y peligrosa, resonó en el aire pesado del infierno. Asentiste, reconociendo el pacto tácito que acabábamos de sellar con nuestras palabras y miradas.

—Entonces, Vox, parece que hemos encontrado un objetivo común. Preparemos nuestras fuerzas y busquemos esa reliquia. El infierno nunca volverá a ser el mismo.

Mientras nos alejábamos, cada paso resonaba con la promesa de un futuro incierto pero poderoso, supe que este sería el comienzo de una alianza que cambiaría el curso de nuestra existencia en el inframundo.










(Uno cortito Jaja)

★¿Sólo El?★/Radiosilence/Appleradio/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora