Los dos Targaryen estaban al borde de los acantilados, observando cómo el viento de finales de primavera agitaba el agua debajo de ellos. Ninguno de los dos estaba ansioso por hablar y Rhaenyra aprovechó la pausa para mirar furtivamente hacia atrás. Además de su dragón, Alicent y su padre estaban a una distancia incómoda y aunque ella no podía escuchar lo que decían, los gestos de Otto fueron suficientes para dejar claro su disgusto.
El impulso de correr al lado de su esposa era poderoso, pero Rhaenyra lo resistió. Con Syrax y la Guardia Real cerca, Otto no podría ir más allá de las palabras sin importar lo enojado que estuviera y, mientras tanto, ella necesitaba concentrarse en su propia batalla.
—Padre... —comenzó con cautela.
Viserys sacudió la cabeza y parecía aún más cansado de lo habitual. —¿Tienes idea de cuántos problemas has causado, Rhaenyra?
—Algunos. Pero eso no es lo que quería.
—Te defendí. Cuando vinieron a mí con la noticia de que tú y Alicent estaban desaparecidas, dije que seguramente debía haber una explicación inocente. Que mi hija y su amiga estaban disfrutando de una última noche de fiesta antes de la boda.
Rhaenyra se dio la vuelta, sin querer mirar a su padre. Aunque nunca podría arrepentirse de haber hecho suyo a Alicent, la forma en que lo había hecho tuvo consecuencias desafortunadas. —Y luego te trajeron las sábanas. Daemon me lo dijo.
—¿Estuvo involucrado en todo esto? Él y Ser Otto siempre se han odiado.
—No culpes a mi tío. Sólo acudí a él en busca de ayuda después. Él no sabía lo que planeaba hacer. Nadie más lo hizo.
Viserys pareció aliviado. —Al menos me alegra oír eso. Una pelea con mi hermano es lo último que necesito en este momento. No recuerdo la última vez que el tribunal vio un escándalo de esta magnitud.
Ciertamente nada en la vida de Rhaenyra calificaba, así que trató de recordar sus lecciones de historia. —¿Princesa Saera? —ella ofreció.
Viserys se frotó la frente. —Supongo que debería estar agradecido de que no llevaste a Alicent a una casa de placer de Lys. Por supuesto, ninguno de los amantes de Saera tampoco estaba comprometido con el rey. Me has hecho quedar como un completo tonto.
—Yo sé eso. Y lo siento. Cuando dije que tenías mi bendición para volverte a casar, lo dije en serio. Nunca pensé que sería Alicent. Se trataba de ella, no de que yo intentara hacerte daño. Lo juro por la memoria de mi madre.
Sus ojos se volvieron hacia la pequeña cima de roca y hierba donde no hacía mucho se había celebrado un funeral. —Cuando pediste reunirnos aquí, ¿esperabas que ese recuerdo me pusiera en un estado de ánimo más indulgente?
Una parte de ella quería enojarse, decirle que este lugar era un recordatorio de que él había elegido el deber sobre su madre de una manera que ella nunca lo haría con Alicent. Pero esa no era la razón por la que ella lo había traído aquí, y parte de cuidar a su pareja era controlar su temperamento.
—Esperaba que recordaras cuánto la amabas. Porque siento lo mismo por Alicent y no podría soportar verla casarse con otra persona. ¿Podrías, si hubiera sido mamá?
—Quizás no —admitió—. ¿Pero por qué es así? ¿Por qué no viniste a verme antes, si tenías sentimientos tan fuertes? Cuando hice el anuncio o cuando hablé contigo en Pozo Dragón, podrías haber dicho algo.
Esta era la pregunta más complicada, pero no podía evitarla, incluso si planeaba pasar por alto los detalles. —Porque Alicent iba a cumplir con su deber. Su padre le había ordenado que no interrumpiera el partido y yo estaba tratando de respetar sus deseos. Pero al final ninguna de las dos pudo seguir adelante. Pero para entonces temíamos que si nos quedábamos en King's Landing, Otto la obligaría a casarse, lo deseara o no.
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A True Heir || Rhaenicent
FanfictionCuando Rhaenyra Targaryen se presenta como alfa, se pone en marcha una cadena de eventos que podrían cambiar tanto su relación con Alicent Hightower como el futuro de los Siete Reinos para siempre. (O al menos causar muchos problemas a todos los inv...