Narusaku una traición + Borusara

Capítulo 9: Un Secreto Bien Guardado

El sol comenzaba a asomar tímidamente sobre los edificios de Konoha, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. En la casa de los Uzumaki, la mañana arrancaba con la típica energía y algarabía. Naruto se preparaba para otro día como Hokage, y Sakura se dirigía al hospital de la aldea. Boruto y Sarada, sin embargo, tenían planes propios que harían de este día uno muy especial.

Desde que Sarada se había mudado a la casa de los Uzumaki, la cercanía con Boruto había intensificado sus sentimientos. Ambos sabían que su relación iba más allá de una simple amistad, pero también comprendían que no era el momento adecuado para compartirlo con sus padres. Decidieron mantener su creciente amor en secreto, al menos por un tiempo.

Esa mañana, Boruto se levantó temprano y, después de una rápida ducha, bajó a la cocina donde Sarada ya estaba preparando el desayuno.

"Buenos días, Sarada," saludó Boruto con una sonrisa, acercándose para ayudar.

"Buenos días, Boruto," respondió Sarada, devolviéndole la sonrisa. "¿Dormiste bien?"

"Sí, dormí bien. ¿Y tú?" preguntó Boruto mientras sacaba algunos platos del armario.

"Sí, aunque estoy un poco nerviosa," admitió Sarada mientras batía unos huevos. "Hoy será un día especial, ¿no crees?"

Boruto asintió, entendiendo perfectamente lo que Sarada quería decir. Hoy habían planeado su primera cita oficial, un evento que ambos esperaban con ansias y que, al mismo tiempo, mantenían en secreto.

"No te preocupes, todo saldrá bien," dijo Boruto, tratando de calmar sus nervios. "Será un gran día, ya verás."

El desayuno transcurrió sin incidentes, con la familia charlando animadamente sobre sus planes para el día. Naruto y Sakura partieron poco después, dejándolos solos en casa.

"Es nuestra oportunidad," dijo Boruto, tomando la mano de Sarada con un brillo de emoción en los ojos. "¿Estás lista?"

"Más que lista," respondió Sarada, apretando suavemente su mano. "Vamos."

Salieron de la casa con cuidado, asegurándose de que nadie los viera. Caminaron por las calles de Konoha, disfrutando del aire fresco de la mañana y de la compañía mutua. Su primer destino era un lugar que ambos amaban: el bosque cerca de la aldea, un lugar perfecto para pasar un tiempo a solas.

El bosque estaba en calma, susurrando con el sonido del viento entre las hojas y el canto de los pájaros. Boruto y Sarada caminaron juntos, tomados de la mano, hablando de sus sueños y aspiraciones.

"Siempre me ha gustado este lugar," comentó Sarada, mirando a su alrededor. "Es tan tranquilo."

"Sí, es un buen lugar para pensar," respondió Boruto. "Y también es un buen lugar para escapar un poco de todo."

Se detuvieron en un claro donde el sol se filtraba a través de los árboles, creando un ambiente mágico. Boruto sacó una manta de su mochila y la extendió en el suelo, invitando a Sarada a sentarse.

"Te tengo una sorpresa," dijo Boruto, sacando una pequeña caja envuelta de su mochila.

"¿Qué es?" preguntó Sarada, intrigada.

"Ábrela y verás," respondió Boruto con una sonrisa.

Sarada tomó la caja y la abrió con cuidado. Dentro había un delicado brazalete de plata con un pequeño colgante en forma de corazón.

"Boruto... es precioso," dijo Sarada, emocionada. "Gracias."

"Quería darte algo especial, algo que simbolizara lo que siento por ti," explicó Boruto, tomando la mano de Sarada. "Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti."