Capítulo 8

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El sol de Konoha brillaba intensamente, anunciando el inicio de un nuevo capítulo en las vidas de sus habitantes. En la casa de los Uzumaki, se respiraba un aire de expectación y emoción. Sakura y Sarada estaban listas para mudarse a la casa de Naruto, Boruto y Himawari, un cambio que marcaría una nueva etapa en sus vidas.

Sarada observaba su habitación por última vez, sintiendo una mezcla de emociones. Aunque estaba emocionada por mudarse con su madre a la casa de los Uzumaki, también sentía una pequeña tristeza por dejar atrás el lugar que había sido su hogar durante tantos años.

"Sarada, ¿estás lista?" preguntó Sakura, entrando en la habitación con una sonrisa cálida.

"Sí, mamá," respondió Sarada, devolviendo la sonrisa. "Solo estaba despidiéndome de la habitación."

Sakura la abrazó, sintiendo el mismo peso emocional. "Sé que es un gran cambio, pero creo que será bueno para ambas. Además, estarás cerca de Boruto y Himawari."

Sarada asintió, sintiendo una calidez en su corazón al pensar en Boruto. Su relación había crecido y evolucionado, y la mudanza significaba que estarían aún más cerca. Juntas, madre e hija tomaron sus maletas y se dirigieron a la casa de los Uzumaki, donde Naruto, Boruto y Himawari las esperaban con entusiasmo.

"¡Bienvenidas!" exclamó Naruto, abrazando a Sakura y Sarada. "Estamos muy felices de que estén aquí."

"Gracias, Naruto," dijo Sakura, sonriendo. "Nosotras también estamos emocionadas."

Boruto se acercó a Sarada, sonriendo ampliamente. "Hola, Sarada. ¿Necesitas ayuda con tus cosas?"

Sarada asintió, agradecida. "Gracias, Boruto. Aprecio tu ayuda."

Juntos, llevaron las maletas de Sarada a su nueva habitación. La casa de los Uzumaki estaba llena de vida y calidez, y Sarada sentía que rápidamente se acostumbraría a su nuevo entorno. La habitación que le habían preparado estaba decorada con cuidado, reflejando su personalidad y gustos.

"Espero que te guste," dijo Boruto, observando su reacción. "Queríamos que te sintieras como en casa."

Sarada miró a su alrededor, conmovida por el esfuerzo que habían puesto. "Es perfecta, Boruto. Gracias."

Boruto sonrió, sintiendo una conexión profunda con Sarada. "Me alegra que te guste. Si necesitas algo, solo dímelo."

Mientras Sarada desempacaba sus cosas, Boruto se quedó con ella, ayudándola y disfrutando de su compañía. A medida que trabajaban juntos, su relación se fortalecía, y la cercanía física solo intensificaba sus sentimientos el uno por el otro.

Esa noche, la familia Uzumaki disfrutó de una cena especial para celebrar la mudanza de Sakura y Sarada. La mesa estaba llena de platos deliciosos preparados por Sakura y Naruto, y el ambiente era cálido y acogedor.

"Quiero proponer un brindis," dijo Naruto, levantando su copa. "Por Sakura y Sarada, que ahora son parte oficial de nuestra familia. Estamos muy felices de tenerlas aquí."

"¡Por Sakura y Sarada!" exclamaron todos, levantando sus copas y sonriendo.

La cena transcurrió con risas y conversaciones animadas. Boruto y Sarada intercambiaban miradas, sintiendo una conexión cada vez más profunda. Himawari, siempre atenta, notó la cercanía entre su hermano y Sarada, y sonrió para sí misma, feliz de verlos tan unidos.

Después de la cena, Boruto y Sarada salieron al jardín para disfrutar del aire fresco y tener un momento a solas. Se sentaron en un banco, observando las estrellas que brillaban en el cielo nocturno.

"Es un hermoso lugar," comentó Sarada, rompiendo el silencio. "Me alegra estar aquí."

"Nosotros también estamos felices de que estés aquí," respondió Boruto, mirando a Sarada con cariño. "Sabes, Sarada, me alegra que estemos pasando más tiempo juntos. Siento que nos estamos acercando más."

Sarada asintió, sintiendo lo mismo. "Sí, Boruto. Yo también lo siento. Me hace feliz."

Boruto tomó la mano de Sarada, sintiendo una corriente de electricidad pasar entre ellos. "Sarada, quiero que sepas que eres muy importante para mí. No solo como amiga, sino... algo más."

Sarada lo miró a los ojos, sintiendo su corazón latir más rápido. "Boruto, tú también eres muy importante para mí. Me haces sentir... especial."

El momento se llenó de una emoción intensa y palpable. Ambos sabían que su relación estaba evolucionando hacia algo más profundo y significativo. Boruto se acercó lentamente, y Sarada cerró los ojos, sintiendo sus labios encontrarse en un beso suave y tierno.

El beso fue un reflejo de sus sentimientos y la conexión que compartían. Cuando se separaron, ambos sonrieron, sintiendo que algo hermoso acababa de comenzar.

"Esto es solo el comienzo," dijo Boruto, mirando a Sarada con amor y determinación. "Prometo que siempre estaré a tu lado."

Sarada asintió, sintiendo una calidez en su corazón. "Y yo siempre estaré a tu lado, Boruto."

Al día siguiente, la vida en la casa de los Uzumaki se estableció en una nueva rutina. Boruto y Sarada entrenaban juntos cada mañana, mejorando sus habilidades y fortaleciendo su vínculo. Himawari se unía a ellos a menudo, disfrutando del tiempo en familia y aprendiendo de sus hermanos.

Sakura, por su parte, se dedicaba a sus responsabilidades en el hospital de Konoha, mientras Naruto seguía cumpliendo con sus deberes de Hokage. A pesar de sus agendas ocupadas, siempre encontraban tiempo para su familia y asegurarse de que todos se sintieran amados y apoyados.

Una tarde, Boruto y Sarada decidieron explorar el bosque cercano a Konoha, un lugar que ambos disfrutaban por su tranquilidad y belleza natural. Caminaban juntos, hablando y riendo, disfrutando de la compañía del otro.

"Me encanta este lugar," dijo Sarada, observando los árboles altos y frondosos. "Es tan pacífico."

"Sí, es uno de mis lugares favoritos," respondió Boruto, sonriendo. "Es un buen lugar para reflexionar y relajarse."

Se detuvieron junto a un arroyo, escuchando el suave murmullo del agua. Sarada se sentó en una roca, mirando el paisaje con una expresión de serenidad.

"Boruto, gracias por siempre estar ahí para mí," dijo Sarada, mirándolo con gratitud. "Tu amistad y apoyo significan mucho para mí."

Boruto se sentó a su lado, tomando su mano. "Siempre estaré aquí para ti, Sarada. No importa lo que pase."

Sarada sonrió, sintiendo una profunda conexión con Boruto. "Y yo siempre estaré aquí para ti, Boruto. Juntos podemos enfrentar cualquier cosa."

El tiempo que pasaban juntos solo fortalecía su relación. Cada día, descubrían más sobre ellos mismos y el otro, y su amor crecía de manera natural y hermosa. A pesar de los desafíos y responsabilidades, sabían que siempre podían contar el uno con el otro.

Una noche, después de una cena familiar, Boruto y Sarada decidieron dar un paseo por el pueblo. Konoha estaba tranquila y pacífica, iluminada por las luces suaves de las casas y tiendas. Caminaban juntos, disfrutando de la noche y hablando sobre sus sueños y aspiraciones.

"Boruto, ¿alguna vez piensas en el futuro?" preguntó Sarada, mirando las estrellas.

"Sí, a menudo," respondió Boruto, pensativo. "Quiero ser un gran ninja, alguien en quien todos puedan confiar. Y quiero... estar contigo, Sarada."

Sarada lo miró, sintiendo una oleada de emociones. "Yo también quiero estar contigo, Boruto. Quiero ser una gran kunoichi y proteger a los que amo. Y tú eres una parte importante de eso."

Se detuvieron, mirándose a los ojos. En ese momento, todo lo demás desapareció, y solo existían ellos dos. Boruto tomó las manos de Sarada, sintiendo la intensidad de sus sentimientos.

"Sarada, te amo," dijo Boruto, con sinceridad y amor en su voz. "Quiero estar contigo siempre."

Sarada sintió una lágrima de felicidad rodar por su mejilla. "Yo también te amo, Boruto. Siempre estaré a tu lado."

Se abrazaron, sellando su promesa con un beso. El amor que compartían era puro y verdadero, y sabían que juntos podían enfrentar cualquier desafío. Konoha, su hogar, se convertía en el escenario de una hermosa historia de amor y amistad, mientras Boruto y Sarada caminaban hacia el futuro, unidos por un vínculo inquebrantable.

Narusaku una traición + BorusaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora