SEGUNDA PARTE Capítulo 12 : Florecer

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[12 de noviembre de 1925 - Dos años después de la Tragedia de Kanto]

Sayuri sintió una energía maldita conocida pero no podía estar segura de si era su imaginación pues era imposible que se tratara de esa persona. Se sorprendió cuando un hombre de cabellos blancos apareció en su puerta, un hombre que creyó nunca más volver a ver:

-!Satoru¡

- Hola Sayuri.

Ambos se quedaron mirándose uno al otro.

[1923 Año de la Tragedia de Kanto]

Sayuri logró destruir a varios espíritus malditos y guiar a los civiles. Su kimono estaba roto y caminaba descalza .Luego de ello regresó a la mansión en ruinas y no vio a Nanami como habían planeado , pero lo tenía tan presente en su corazón que se sentía acompañada.

Meses después el país no se había recuperado, seguían apareciendo los cuerpos y se seguían declarando personas desaparecidas. Escaseaba la comida y el agua estaba contaminándose. Se empezó a culpar a los coreanos y chinos de todos los males desencadenando varias masacres. A pesar de que la lucha contra las maldiciones había sido dura, era aun peor lo que le esperaba a los hechiceros pues semejantes acontecimientos eran el lugar adecuado para que pensamientos negativos se acumularan y surgieran más maldiciones. Para colmo debían enfrentar toda esta catástrofe sin su principal soldado pues Satoru permanecía inconsciente, se sabia que estaba vivo y sin ninguna enfermedad pero su cuerpo no respondía y durante un mes doncellas de templo lo custodiaban para realizar el exorcismo que le devolvería la salud. Solo quedaba esperar, aunque para suerte de todos Suguro Geto podía colaborarles ya que ante la situación en Japón fue requerido para su trabajo como hechicero y tuvo que dejar su puesto en la marina, aunque no era precisamente lo que el deseaba.

Geto no encontraba rastro de su prometida y solo meses más tarde, casi en el año siguiente uno de sus compañeros le avisaría de que la vió en el barco que partiría hacia Estados Unidos. Aún así Japón necesitaba de él y sobre todo ahora. Se llenaba de dudas y quería confrontar a Shoko pero no podía, estaban separados por el mar.

Ante la escases de personal se empezaron a enlistar hechiceros femeninos por primera vez y aunque la negativa de Yamato hizo dudar por un momento al emperador, no se podían permitir más muertos de los que ya habían gracias a la catástrofe. Esta era la única manera en que Sayuri podría vivir el momento en el cual fue requerida su presencia en el Ministerio. Pudo combatir como hechicera. En secreto, a pesar de lo enrevesado de la situación , ella se sentía algo que podría rozar la satisfacción. A lo lejos algunas veces podía divisar a Nanami y sus miradas se cruzaban llenas de añoranza. La única razón que la sacaba del alivio de que ningún familiar o amigo hubiese resultado herido, era la situación de su esposo. Acudía cada cierto tiempo al templo donde se seguía el ritual para sacarlo de ese estado pero no veían resultados. Ni si quiera es que necesitara beber o comer, básicamente si lo enterraban no iba a morir y si cremaban su cuerpo se podría convertir en maldición , ósea que solo quedaba confiar en el poder de las miko que lo acompañaban. Sabia que la concubina de su marido había huido y en el fondo esperaba que la chica estuviese bien , pero sabiendo de su estado y que su esposo no se sabía si despertaría , no sabia bien como actuar.

Su vida se reducía a exorcizar maldiciones con la incómoda compañía de dos hombres enviados por su madre que ni si quiera eran usuarios de energía maldita y que solo servían para que Nanami no pudiera cercársele. Lo extrañaba demasiado y los meses pasaban. Hasta que llegó el invierno Yoko entró en su habitación, su madre se veía molesta y parecía a punto de gritar:

-¡Quítate el kimono!

-Madre ...¿pero qué dices?

-¡Haz lo que digo! No me provoques que tengo ganas de azotarte hasta que tu espalda sangre.

Sayuri sabia que no había nada que hacer , que su madre terminaría desvistiéndola haciendo girones la tela de su ropa, así que se desvistió ella misma. Y solo con las brizas que lograban filtrarse por las ventanas su madre tuvo la confirmación de sus sospechas:

-¿De quién es?

Sayuri permaneció callada mientras trataba de cubrirse y no hacer contacto visual

-No me respondas, no hace falta. Sé que es de ese hechicero que tanto te he dicho que mantengas alejado. ¿Cuándo fue ? Puse a gente a vigilarte y aun así pudiste hacernos esto Sayuri.

La joven había llorado demasiado durante toda su vida, no tenia ganas de llorar esta vez. La madre de Sayuri le gritó tanto que apenas podía pronunciar palabra, pero no pudo sacar de su hija nada de información, y la situación se mantuvo así.

La encerraron durante días y aludieron a una enfermedad falsa para que no pudiera cumplir con sus deberes de hechicera, hasta que un día Yoko llego con una sonrisa inesperada que incomodó a su hija:

-Por fin tengo una idea para aprovechar todo este desastre.

-Madre, por favor...

-Parece ser que tienes unos cuatro meses, todavía podemos aludir que ese niño es de tu esposo.

Los ojos de Sayuri se llenaron de terror, ya en ese momento brotaron las lagrimas que estaban contenidas.

-Madre, por favor. No me hagas esto, no puedo seguir fingiendo más.

-Aunque tu esposo sea declarado muerto podemos mantener el estatus de los Gojo si logramos darle un hijo.

-Madre, pero el ritual....

-Si hereda tu ritual mocosa, no habrá problema, el problema será si además de que hereda el de ese hechicero de menor clase das a luz una niña. Sería el colmo.

-Madre...-Sayuri se arrodilló y pego su frente al suelo a pesar del esfuerzo que le costaba debido a su condición. -No puedo seguir así, por favor ,déjeme casarme con Nanami. Él cuidará de mi hijo.

-¿Y convertirte en qué?¿Perder todo lo que hemos ganado?

Bajo la misma luna Nanami regresaba de una misión y fue emboscado por tres hechiceros. Comprendió que esas personas estaban allí para asesinarlo y preparó su arma. Sabía que no debía morir y menos ahora teniendo la esperanza de reunirse con Sayuri, a pesar de que no pudo hablar con ella desde el desastre de septiembre.

Los tres hechiceros estuvieron apunto de asesinarlo , pero logró escapar con una herida en su estómago, y sabiendo que esto solo podría ser orquestado por una persona acudió a reunirse con lo único que realmente le importaba.

Sayuri no pudo llorar toda la noche porque un hombre ensangrentado abrió la ventana de su habitación, había derribado a los guardianes que custodiaban la mansión de reserva de los Gojo . Nanami tenía una fuerte contusión en la cabeza que todavía derramaba sangre y su abdomen lastimado:
-amor, dime quien te hizo esto.

No se habían visto en meses y fue como si la ultima noche en que se vieron fuese la de ayer. Nanami la abrazó tan fuerte que ella tuvo que detenerlo:

-Nos vas a ahogar.

-¿Nos?

-Si - Sayuri tomó su mano y la puso sobre su abdomen- Nos.

-Sayuri, así que floreciste.

-Si Nanami-kun, logré florecer.

Sayuri con su control de la sangre curó las heridas de Nanami rezando a los dioses que si tenían un poco de piedad por ella impidieran que su madre se levantara esa noche o que los vigilantes frente a su habitación que permanecían noqueados se despertaran.

-Sayuri, debemos escapar.

-Pero... ¿a donde?

-A donde sea. Fui mandado a matar, no me cabe duda. Sobreviví pero , sé que lo volverán a intentar.

La joven se quedó dubitativa, alcanzó un pequeño cofre con algo de dinero. Nanami la tomó en brazos y desaparecieron ambos de aquella casa.

Linaje del InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora