# 𝟬𝟯.

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Y ahí estaba él, observando nuevamente a ese hermoso chiquillo desde la distancia, importandole muy poco que la nieve le este congelando desde la punta de sus pies hasta las orejas.

Observaba cómo ese lindo pelinegro jugaba con la nieve con una pequeña niña casi igual a él. El conejito sonreía, acto que también hizo sonreir al lobo, contagiado por la hermosa sonrisa del menor. Luego de unos minutos observó cómo los amigos del conejito se le unian y jugaban.

El lobo nuevamente suspiró enamorado y enternecido al observar como el lindo conejito se lanzaba al pasto cubierto de nieve y abría sus bracitos y pies de un lado al otro formando así un angelito.

Escuchó el ruido de unas ramas rompiéndose, pero no se inmutó pues sabía de quien se trataba. Segundos después un lobo blanco llegó hasta él.

─ ¿De nuevo aquí? ─ habló el lobo blanco una vez se transformó en humano.

─ ¿A que veniste, pedro? ─ preguntó de vuelta.

─ Tu padre preguntó por ti ─ respondió y rodrigo le miró preocupado. ─ Te cubrí, no te preocupes ─ tranquilizó, pero después le miró seriamente. ─ Rodrigo... Entiendo que quieras mirar a ese niño.., pero debes ser cuidadoso, tu padre ya sospecha algo.

─ Tendré más cuidado, lo prometo.

─ Hablo en serio, rodrigo ─ Pedro reprendió. ─ Tu rutina es la misma, cada mañana sin falta vienes a este lugar sólo para mirar a ese niño ¡y ni siquiera le hablas! Y llevas así durante siete años...

─ No puedo hablarle... Y tampoco puedo pisar el territorio de los conejos y lo sabes.

─ Con mirarlo no resolverás nada, rodrigo ─ dijo obvio. ─ No es correcto que estes enamorado de ese niño.

─ ¿Por qué? ¿Por qué no es correcto, pedro? ─ preguntó frustrado. ─ Mi amor por iván no le hace daño a nadie...

─ Rodrigo, él es un conejo.

─ ¿Y cuál es el problema? ─ preguntó confundido.

─ ¿Crees que tu padre aceptaría esto? No es correcto y lo sabes.

─ Pero...

─ Pero nada, rodrigo. Debes buscar a un lindo omega, no a un conejo.

─ Él es un omega...

─ Sí, pero conejo.

Rodrigo simplemente agachó cabeza, se encontraba frustado y las palabras de su mejor amigo sólo retumbaban en su cabeza. ¿Estaba mal el amar a iván? ¿Estaba mal el a verse enamorado de un lindo conejito?

El tenía trece añitos cuando conoció a iván, un tierno conejito que había alterado a su lobo interno y que aunque para ser un pequeño y un joven lobo, extrañamente ya había reconocido a buhaje como su pareja destinada. Al principio solo iba a mirar a iván inocentemente, no es como que ahora aquello haya cambiado, pero sus sentimientos hacia el conejito habían dejado de ser de pura curiosidad y cariño, para ahora ser de un sentimiento muchísimo más fuerte, 𝗮𝗺𝗼𝗿.

No sabe como es que fue que cayó por el bello pelinegro, al principio simplemente había curiosidad, el hecho de reconocer como su pareja a iván siendo muy joven, a penas un niño ya de por sí se le hacía interesante, extraño y curioso... Claro que su papá no sabía nada de esto, temía que su padre lastimara a iván de alguna manera al saber sobre aquello, él único que sabía sobre que su destinando era buhaje, era pedro.

Rodrigo sabía que el conejito era un ser maravilloso, muy aparte de ser sumamente etereo, 𝘁𝗮𝗻 𝗵𝗲𝗿𝗺𝗼𝘀𝗼.

Unas risas escandolosas fue lo que lo sacaron de sus pensamientos. Su mejor amigo y él miraron nuevamente en dirección a los jovenes que jugaban alegremente con la pequeña niña y armaban hombres de nieve.

─ ¿Quien?... ¿Quien es él, rodrigo? ─ Pedro apuntó hacia uno de los conejos.

─ Es iván ─ obvió rodrigo.

─ Eso lo sé, idiota ─ Pedro lo miró mal ─ Hablo del conejo más bajo... El de orejitas negras...

─ Oh ─ Rodrigo miró en dirección al conejo de ojos pequeños ─ Realmente no se su nombre, pero es muy amigo de iván... Siempre los veo jugando y saltando mayormente por las tardes..

─ Ya veo ─ Pedro murmuró y nuevamente miró al conejo de cabellos castaños. Cosa que no paso desapercibido por rodrigo, en especial por los tonos distintos que tomaron los ojos del rubio.

𝗦𝗲𝗿𝗮́ 𝗾𝘂𝗲...

─ Pedro... No me digas que es tu destinado... ─ rodrigo miró sorprendido a pedro.

─ ¡No digas tonterías..! ─ Pedro evadió su mirada mientras negaba repetidas veces.

─ ¡Lo es! ─ rodrigo dijo seguro ─ Me pasó lo mismo cuando reconocí a iván como mi destinado... ¡No puede ser pedro, tu destinando también es un conejito!

Y así fue cómo ambos amigos comenzaron a discutir. Pedro no paraba de negar, mientras rodrigo se burlaba diciendole que finalmente le entendería con respecto a iván, ambos elevaron la voz, a tal punto de lograr captar la atención de los conejitos que jugaban en la nieve.

El valiente nuevamente fue el conejito pelinegro en ir inspecciónar y le encargó a uno de sus amigos el cuidado de su hermano, mientras iba al bosque. Claramente no desperdiciaria esta oportunidad de entrar nuevamente al bosque después de muchos años. Tomás fue tras él y le tomó del brazo lleno de miedo, pues no quería dejar ir sólo a su mejor amigo.

Tomás tembloroso, observaba con asombro al par de chicos que discutian por alguna extraña razón, mientras que su mejor amigo les miraba con curiosidad y sin ninguna pizca de miedo en él.

─ ¿𝗹𝗼𝗯𝗶𝘁𝗼? ─ ambos lobos dejaron de discutir y se paralizaron en su lugar al momento de escuchar la dulce voz del conejo.

─ Conejito...─ rodrigo miró atónito en dirección a iván.

─ ¡Está desnudo! ─ Tomás chilló al ver al lobo blanco completamente desnudo, pues claramente. no tendría ropa puesta después de su transformación. ─ Espera... ¿Lobito?

Y es cuando ambos lobos maldicen.

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⪩  !  𝙡𝙤𝖻𝗂𝗍𝗈  ,  𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora