Narrador omniscienteClaudia Pina, la destacada delantera del FC Barcelona Femenino, había construido su vida alrededor del fútbol. A sus 22 años, su carrera era impresionante, llena de logros y admiración. Sin embargo, su vida personal era un refugio tranquilo y privado.
Marina, una joven arquitecta de 28 años, vivía en Barcelona, trabajando en un prestigioso estudio de arquitectura. Su creatividad y pasión la habían llevado lejos en su carrera, pero sentía un vacío en su vida personal. Soñadora y amante de la arquitectura, Marina siempre buscaba algo más allá de los planos y maquetas.
Un sábado por la tarde, Laura, la mejor amiga de Marina, la convenció para asistir a un partido del FC Barcelona Femenino. Laura era una fanática del fútbol y prometió que sería una experiencia divertida. Marina, aunque no era una gran aficionada al deporte, aceptó para pasar un buen rato con su amiga.
El estadio estaba lleno de energía y entusiasmo. Marina se dejó llevar por el ambiente y pronto se encontró emocionada por el juego. No pudo evitar notar a Claudia Pina, cuya habilidad y pasión en el campo eran innegables. Cada movimiento de Claudia mostraba determinación y gracia, y Marina se encontró admirándola más con cada minuto que pasaba.
Después del partido, donde Claudia había marcado un gol crucial, Laura y Marina esperaron fuera del estadio para intentar conseguir autógrafos. Claudia apareció y Laura, emocionada, se acercó primero. Luego presentó a Marina, quien intentó ocultar sus nervios.
—¡Claudia, este es mi amiga Marina! —dijo Laura con entusiasmo.
—Encantada, Marina —respondió Claudia con una sonrisa, firmando el programa de Marina.
—El placer es mío, Claudia. Hiciste un gol increíble hoy —dijo Marina, intentando mantener la calma.
—Gracias, me alegra que te haya gustado el partido. ¿Vienes a menudo a vernos jugar? —preguntó Claudia, mostrando un interés genuino.
—Es mi primera vez, pero debo decir que estoy impresionada —confesó Marina, sintiendo que sus mejillas se ruborizaban.
—Bueno, espero verte en más partidos entonces —respondió Claudia, guiñándole un ojo antes de seguir firmando autógrafos.
Marina no podía dejar de pensar en Claudia. Decidió asistir a otro partido, esta vez sola. Después del partido, esperó nuevamente fuera del estadio, y para su sorpresa, Claudia la reconoció.
—¡Marina! Qué sorpresa verte de nuevo —dijo Claudia, acercándose con una sonrisa.
—No pude resistirme después del último partido. Además, me encanta la energía de los partidos —respondió Marina, sintiendo una conexión especial.
—¿Te gustaría tomar un café conmigo? —preguntó Claudia, sin rodeos.
—¡Claro! Me encantaría —respondió Marina, su corazón latiendo con fuerza.
Se encontraron en una pequeña cafetería en el barrio de Gràcia. Hablaron durante horas sobre sus vidas, pasiones y sueños. Marina se sorprendió al descubrir que Claudia, detrás de la imagen de estrella del fútbol, era una persona humilde y apasionada. Claudia, por su parte, encontró en Marina una mente creativa y un espíritu libre que la fascinaba.
—Nunca pensé que encontraría a alguien como tú en un partido de fútbol —dijo Claudia, tomando un sorbo de su café.
—Y yo nunca pensé que me enamoraría del fútbol. O tal vez de alguien del fútbol —respondió Marina, sonriendo tímidamente.
A medida que sus encuentros se volvieron más frecuentes, su relación se fortaleció. Marina empezó a asistir a más partidos, apoyando a Claudia desde las gradas. Claudia, en agradecimiento, la invitaba a cenas y paseos, disfrutando de la compañía de Marina y encontrando en ella un refugio del ajetreo del mundo del fútbol.
Una tarde, mientras paseaban por el Parque Güell, Claudia tomó la mano de Marina y se detuvo frente a una vista panorámica de Barcelona.
—Marina, tengo que decirte algo —dijo Claudia, nerviosa pero decidida.
—Dime, Claudia —respondió Marina, apretando suavemente su mano.
—He estado pensando mucho en nosotras. Desde que te conocí, siento algo especial. Me inspiras, me haces querer ser mejor. Te amo, Marina —confesó Claudia, mirándola a los ojos.
Marina, con lágrimas de felicidad en los ojos, respondió sin dudarlo.
—Yo también te amo, Claudia. Nunca había sentido algo tan fuerte por nadie. Eres todo lo que siempre quise y más —dijo, abrazándola con fuerza.
Se besaron bajo el cielo azul de Barcelona, sellando su amor en ese mágico lugar.
Desde ese momento, Claudia y Marina se volvieron inseparables. Compartieron momentos de risa, desafíos y sueños. Marina se convirtió en una fuente de apoyo constante para Claudia, asistiendo a sus partidos y celebrando cada victoria, mientras Claudia inspiraba a Marina a seguir explorando su creatividad y a perseguir sus propios sueños.
—¿Sabes? Me encanta cómo cada partido tiene su propia historia, igual que cada edificio que diseño —dijo Marina una noche, mientras dibujaba en su estudio con Claudia a su lado.
—Y yo adoro cómo encuentras belleza en cada detalle. Me haces ver el mundo de una manera completamente nueva —respondió Claudia, abrazándola por detrás y apoyando su barbilla en el hombro de Marina.
Un año después de haberse conocido, Claudia y Marina decidieron dar un gran paso en su relación. Compraron un pequeño apartamento juntas en el barrio del Born, un lugar lleno de historia y vida. Decoraron su nuevo hogar combinando sus gustos y estilos, creando un espacio que reflejaba su amor y su unión.
—Este lugar es perfecto. Es nuestro pequeño refugio —dijo Claudia, sonriendo mientras colgaba una foto de ellas en la pared.
—Sí, aquí comenzamos nuestra vida juntas. No puedo esperar para ver qué nos depara el futuro —respondió Marina, abrazándola.
Su relación no estuvo exenta de desafíos. La agenda ocupada de Claudia con entrenamientos, partidos y viajes a menudo significaba largas separaciones. Marina, por su parte, tenía proyectos que requerían su completa atención y largas horas de trabajo. Pero ambas sabían que su amor era lo suficientemente fuerte para superar cualquier obstáculo.
Aprendieron a valorar cada momento juntas, a comunicarse abierta y sinceramente, y a apoyarse mutuamente en sus respectivas carreras. Sus amigos y familias se convirtieron en parte de su círculo de apoyo, celebrando con ellas cada logro y estando presentes en los momentos difíciles.
Un día, durante unas vacaciones en la costa de Amalfi, mientras caminaban por la playa al atardecer, Claudia se arrodilló y le pidió a Marina que se casara con ella.
—Marina, eres mi todo. ¿Quieres casarte conmigo y pasar el resto de nuestras vidas juntas? —preguntó Claudia, con una caja de anillo abierta en sus manos.
Marina, con el corazón lleno de amor y alegría, aceptó sin dudarlo.
—¡Sí, Claudia, claro que sí! —respondió, abrazándola y besándola apasionadamente.
La boda, celebrada en un hermoso jardín con vistas al mar, fue un evento íntimo y lleno de amor, rodeado de sus seres queridos.
—Prometo amarte y apoyarte en cada momento, en cada victoria y derrota, y construir juntos un futuro lleno de sueños cumplidos —dijo Claudia durante sus votos.
—Y yo prometo ser tu compañera, tu refugio, y amarte más allá de lo que las palabras pueden expresar. Eres mi hogar, Claudia —respondió Marina, con lágrimas de felicidad.
Claudia y Marina continuaron construyendo su vida juntas, enfrentando los desafíos y celebrando las victorias, sabiendo que su amor las había unido de una manera única y especial. Encontraron en cada día una nueva razón para amarse y apoyarse, demostrando que, cuando dos almas se encuentran, pueden crear una historia de amor tan profunda y hermosa como el arte y el deporte que las habían unido en primer lugar.
🐆🐆🐆🐆
Espero que os guste,la tenia echa hace tiempo peroo.
Historia sin dialogos y hecha como si fuera un resumen.BESSOSSS! Y VOTAR
YOU ARE READING
One shots futbol femenino
FanfictionOne shot de futbol femenino de todas las ligas de todos los paises Pedidos abiertos Los pedidos se hacen por comentarios