Capítulo cuatro

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"Güey ¿tú sabes que trae Cristian?" Le preguntó Kevin, a lo lejos veían a Calderón, entrenando bastante decaído.

Llevaban casi una semana que no se hablaban, o más bien, que Cristian no hablaba con nadie. Llegaba justo a los entrenamientos y se iba en cuanto se acababan. Les estaba preocupando, incluso Jardiné había ordenado hablar con él, pero jamás supieron que le dijo.

"Pregúntale que trae." Dijo Kevin en dirección a Brian.

"¿Por qué yo? Pregúntale vos."

"Pues ya son amigos ¿no?"

"No, na' que ver. Fue ese día a jugar FIFA y ya."

"Bueno, ya luego nos dice."





Dos semanas pasaron, Cristian seguía igual, en los partidos se desconcentraba, en los entrenamientos no le hablaba a nadie, estaba comenzando a preocupar a sus compañeros.

Fue una tarde-noche de sábado, en día de descanso, que Kevin le habló a Cristian para invitarlo a un antro con algunos más del equipo, aceptando, queriendo distraerse un poco.

Llego a aquel lugar, entrando y encontrándose con algunos de sus compañeros ya ahí. Estaba despechado, necesitaba olvidar ese sentimiento, y ese día tuvo la excusa perfecta para perderse en el alcohol.

Tragó tras trago. Tequila, ron, whisky, vodka, cerveza. Se resbalaban por su garganta como si fuera agua. Lógicamente, las bebidas se cruzaron, causando un efecto negativo en su cuerpo.

"Brian ¿ya te vas?" Preguntó Kevin sobre la música.

"Sí, ya es tarde."

"Llévate a Cristian, porfa, anda de malacopa."

"¿Por qué yo?

"Porque tú ya te vas. Haznos el paro, porfa." A Brian no le quedó de otra más que asentir.

"Cristian, vámonos." Lo jaló del brazo. El otro se terminó su ampolleta y se paró, caminando con el uruguayo.

Cristian caminaba tambaleándose, pero podía caminar por sí mismo. En el estacionamiento, subieron a la camioneta de Brian, ya que Calderón había llegado en Uber.

"¿Dónde es tu casa?" Le tendió su celular en Google maps para que pusiera su dirección.

Calderón sacó una tarjeta de su bolsillo trasero, era una llave de una habitación de hotel.

"¿Ahí te estás quedando?" Ya habían salido del estacionamiento.

"No. No alcancé a pagar hoy." Fue lo último que dijo antes de quedarse dormido en el asiento del copiloto.

Brian agarró la tarjeta, viendo en el reverso de ésta que, efectivamente, caducaba ese mismo día. También encontró una tarjeta de una renta de una bodega pequeña, supuso que para dejar sus cosas ahí.

Se estacionó en una calle solitaria, tomando el celular de Cristian, viendo que estaba desbloqueado.
Intentó llamar a su esposa, buscando su contacto, no lo encontró. Se le hizo raro, así que la buscó en WhatsApp, la última conversación era algo sobre la ropa de Cristian y del divorcio. Ahí Brian entendió todo.
Ya no tenía efectivo y no se había llevado su tarjeta, así que no podía pagar la habitación de hotel de Cristian.
Decidió al final llevárselo a su casa.

Lo despertó levemente sólo para que alcanzara a caminar del estacionamiento al elevador y del elevador a la habitación. Vivía solo, por lo tanto, no tenía otro cuarto de invitados, ni un sillón muy grande, así que decidió dejarlo acostado en su cama, acostándose a lado de él después de ponerse su pijamada y prendiendo el clima, ya empezaba a hacer calor.
Cayó rendido, con el sonido de la suave respiración del rubio teñido, quien estaba profundo en su sueño.

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