8.5 Bienvenido, Cameron. (Parte 2)

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Les quería pedir un favor ENORME. Si aman a los perros por favor ayudenme. Mi perro (se llama Kian) esta en un estado muy delicado, esta internado en tratamiento, tiene gastroenteritis y hay posibilidades de que se salve y hay otras de que quizás no. Yo estoy muy triste, me pongo a pensar en que quizas lo estoy perdiendo y se me parte el alma. Tengo un vacio enorme en mi corazon. Le llega a pasar algo y con el se va una parte de mi. Lo amo con todo mi corazon y hasta daría la vida por el aunque suene exagerado (soy una loca amante de los perros) Es un cachorrito de casi cinco meses. Por favor, por favor recen por él, pidan por él para que este bien. Yo no soy una de las personas que van siempre a la Iglesia o eso, (creo en Dios, soy catolica) solamente espero que Dios me escuche. De verdad estoy muy triste, me la paso llorando. No quiero dar pena, pero un perro/gato/mascota es parte de tu familia, es como un hijo. No doy más. Estoy desesperada. Por favor les pido. Las adoro, de verdad. 


Martes 28 de Enero del 2014.

— Era una cría —bufó Alisson.

Alex rió atajándose el estómago.

Llevaban más de media hora caminando por los jardines. 

Alex concurría todos los veranos a la escuela de modales. A sus diecisiete, casi dieciocho seguía haciéndolo solo por costumbre y diversión. Era solo una casualidad el coincidir. ¿El destino? Quizás, quizás no.

Aquel verano del 2013 fue un verano mágico, distinto y particular. No estaba enamorada, de eso estaba segura. Alisson tenía una idea del amor. Y exactamente eso, no podía ser amor. Tal vez afecto, pero no amor.

Un amor de verano, por más estúpido que suene, puede llegar a marcarte mucho. ¿Y cómo? ¿Tan rápido? Si, tan rápido. A veces no es cuestión de tiempo, sino cuestión de hallarse con esa persona. Cuando sentís que la confianza está ahí, como los sentimientos a flor de piel.

— Te veías adorable con el bigote de malteada —dijo Alex sonriéndole con ternura.

— Tenía quince años —le recordó Alisson mientras se sentaba en una banca blanca.

— ¿Y? —Alex enarcó una ceja, acompañándola— ahora tienes dieciséis

Alisson miraba hacia abajo, arrancaba las margaritas pequeñas que brotaban de la tierra. Alex contemplaba cada movimiento que ella hacía. ¿Cómo podía haber estado alejado de ella durante un año?

Su cabello rubio caía en cascada hacia el costado. Ella con su mano derecha se lo acomodo detrás de la oreja. Él hubiera matado con tal de hacerlo.

Sonrió por lo bajo.

— Diecisiete el mes que viene

— Da igual

— Claro que no —rió.

— Claro que si —contradijo el muchacho sonriendo.

— ¿Qué hay de ti? No te he visto por un año

Alex apretó sus labios. Alisson lo miraba esperando una respuesta.

— ¿De mi? Uff... Lo normal —dijo Alex— ya me gradué y después de este semestre comenzaré a estudiar en la universidad

— ¿Arquitecto? —preguntó Alisson.

Aún recordaba cuando él le había mencionado que quizás seguiría la carrera de arquitectura.

— Nop —dijo alargando la P— veterinario

— ¿Veterinario? —preguntó ella sorprendida.

Ladies problemsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora