Capítulo 09

2.9K 257 2
                                    

Becky estaba preocupada por la muerte. Algo no iba bien, Freen había cambiado. Cuando ella puso el almuerzo de Max en la bolsa de papel, pesó sus opciones. Lo que ella quería, no lo podía tener. Quería a Freen. Ella quería un futuro. Becky quería vivir en Lotus y embarazarse para tener niños de Freen. Becky quería vivir.

Está bien, no se había dado una sentencia de muerte. Después de todo, ella estaba en remisión. En tres semanas iba a tener una revisión, y si todo se veía bien, entonces ¿Quién podría decir que ella no viviría hasta los ochenta? Aferrándose a la puerta del armario, apretó la madera con tanta fuerza, que no se hubiera sorprendido si encontrara huellas de sus dedos.

—¿Becky? —Era Max. —¿Tienes algo de comer para mí?

Detrás de Max vino Freen y Heng, que se dirigían a una subasta de ganado. Freen le había pedido que avanzara, pero ella se había prometido a sí misma que hoy sería el día en que haría una detallada lista de compras. La despensa y el congelador necesitaban llenarse.

Después, tendría que ver cómo iba a llegar y cómo iba a pagar por la comida. Le dolió a Becky tener que hacer esas preguntas; ella deseaba más que nada que estos hombres fueran su familia, y cuidar de ellos era mucho más que sólo su puesto de trabajo. Al ver a Freen, recordó Becky que tenía que hablar con Max en la primera oportunidad y recordarle su condición temporal. Entregándole a Max su almuerzo, ella contestó.

—Claro que sí, hombre grande. Sándwiches de jamón y queso, chips de manzana y barras de limón. ¿Eso suena como algo que te gustaría comer? —Dio un paso hacia adelante y Max la apretó por la cintura.

—Gracias Bec—le agradeció —Y gracias por ayudarme con esa prueba la noche anterior. Eres muy inteligente. Yo no sabía que había tantas tribus indígenas diferentes viviendo en Texas desde hace muchos años. Y ese programa de computadoras me salvó la vida, se hizo todo mucho más fácil. No sé lo que hacíamos antes de tú veneras.

Volviendo a su abrazo, ella miró con aire de culpabilidad a los hermanos que la miraban. ¿Por qué sentía como si estuviera haciendo algo malo? Tratando de hacer cuando Freen preguntó, ella despejó su garganta y comenzó.

—Lo hacías muy bien antes de yo venir. La señorita Nicha cuidaba bien de ustedes y cuando yo me vaya ella estará aquí cuidándolos nuevamente. Ustedes saben que no me quiero ir, pero tengo que hacerlo. Esta es su casa y la de Nicha; estoy sólo de paso.

Dándole palmadas en la espalda, ella miró a Freen con una pequeña sonrisa y una mirada expectante, buscando su aprobación. Estaba tratando de hacer lo que le pedía.

Freen se excusó de su hermano Max y lo golpeó en el hombro cuando él salió a coger el autobús. Su cariño la miraba con los ojos llenos de tristeza. Freen sabía que ella estaba haciendo lo que le había pedido, y estaba tratando de recordarle a Max que su tiempo en Lotus pronto se acercaba a su fin. ¡Bueno, al diablo con eso! Nunca debió haberle pedido distanciarse de alguno de ellos. Freen era una tonta, y era hora de esta tonta dejara las cosas claras. Becky se había alejado de ella y estaba viendo a Max caminar hacia la carretera. Se puso detrás de ella y la tomó por su espalda. Ella se derritió en Freen como la mantequilla en una tostada.

—¿Te complazco?

Dándole la vuelta en sus brazos, Freen la hizo retroceder de espadas hasta que la tenía acorralada en la despensa.

—Tú me has complacido en innumerables formas, Becky: el calor de tus besos me gusta, la sensación de tu pezón en mi lengua me gusta, tu coño sobre mi polla despierta el diablo que hay en mí. —Freen la sostuvo contra la pared, las manos de ellas estaban cautivas en una de las suyas. Tocando su frente, la inmovilizó. —Pero, dije lo que me dijiste esta mañana, diciendo a Max que nosotras nos llevaríamos muy bien sin ti, aunque no me complace en lo absoluto. —Freen gruñó las últimas palabras. Esforzándose para leer su expresión, Becky estaba confundida.

Vaquera ardiente「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora