•Igualdad de condiciones•

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Si todos vivimos en un mismo mundo, entonces por qué no puedo tener las mismas condiciones que tú. No hablo de economía, ni de cultura. Hablo de la gracia que te sobra y que  solo al verte a ti pude conocer. Hablo de la sutil belleza que posees, de la que anhelo solo un centímetro para convertirme en alguien digna de observar a alguien más. Hablo de tu reconocida silueta llena de vida, la cual miro con admiración, a pesar de que la mía hiede a muerte. Hablo de tu perfume único, y no digo del que te rocías a diario. Me refiero al café fuerte localizado en tus ojos, el cual nunca es amargo, sin embargo, no tiene ni una pizca de edulcorante; lástima que los míos, por mucho dulce que le eche, siempre termina sabiendo mal. Hago referencia al marrón chocolate que habita en tu cabeza, moviéndose al compás del viento, en forma de cabello; mientras que el mío solo es un "nada" que ni con movimientos bruscos logro mover. También habló de las aves un poco heridas a las que sueles llamar "tus manos"; comparadas con mis piedras de dudosa utilidad. No me engañas. Se muy bien que no eres humana. Una maravilla como tú no puede existir. Quizás si reviso una vez más mis alrededores caiga en cuenta que en realidad, alucino con las paredes del manicomio en el que estoy encerrada. Porque no me queda otro remedio más que pensar que yo te cree. Porque lo inútil no tiene derecho a poseer algo bueno, sino es por vías indirectas, ilegales. Pero a pesar de todo eres un bumerang, siempre que te tiro lejos para que no estés conmigo, vuelves con más fuerzas. Y odio que quieras perder tu utilidad en mi. Por eso, eres libre de hacer lo que quieras. Habrás quedado atónita, ¿eh? Pensarías que te diría que te fueras. Lamentablemente, mi fuerza de voluntad no es tan grande. La cosa es que si te vas pasará algo extraño: mi corazón no funcionará más. ¿Explicación es lo que quieres? Robaste algo escencial de ahí, no se si consciente o inconsciente. Tampoco sé si sabias que es algo escencial, algo que alguna vez juré no dar a nadie más. ¿Adivinaste? ¿No? Robaste mi amor, chica. No creas que te amo románticamente y las explicaciones sobran en este lugar. Sabes bien que mi amor por ti es único, especial, eterno. Amor filial, de hermanas, a pesar de que ni por sangre lo somos. Ya quisiera yo que fuese así, hermanas... La vida no me quiso sonreír de tal manera. Pero ¿Sabes algo? le agradezco que al menos una comisura me levantó. Al menos te pude conocer.




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Buenos días, buenas tardes, buenas nooocheeees. ¿Cómo están esos seres de luz apagada? Este capítulo no tiene tanto que ver con la trama del libro, pero son lamentos de igual manera.

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Sala de tortura (Nombre en proceso de cambio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora