Prólogo

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Me he pasado la vida de avión en avión, es que me encanta la sensación de viajar.

No me aburro de las horas que paso en los aeropuertos, se puede decir, que paso mucho tiempo entre las nubes y que no soy una chica con los pies en la tierra. Pero, para nada es así.

Desde que me abrí una cuenta en Instagram he estado viajando mucho por el mundo y creando contenido de mis viajes para subirlo a las redes sociales. También, hablo de mi estilo de vida, que oye, muchos pelearían por tener.

He conocido culturas y subido en muchos aviones con compañías diferentes, y quien me diría a mí que tendría que volar en el mismo avión que mi archienemigo número uno, William Evans.

Él crea contenido en YouTube subiendo blogs de moda, por lo que, podría decir que le va mejor que a mí en lo suyo. Ha colaborado con marcas de ropa que le queda como un guante. Un logro al que yo aspiro a llegar.

Porque, sí, tiene un atractivo envidiable que a muchos les gustaría tener. Ya le he visto en alguna ocasión en ruedas de prensa o en alguna revista en tendencias que haya salido como un ícono entre los jóvenes influencers mejor vestidos del momento. De hecho, tengo entre mis manos una de esas revistas en las que sale en portada, y eso que no es modelo, pero posa como si lo fuera. Como si esa profesión la llevara en las venas.

Es tan dolorosamente guapo que tengo que dejar de mirar la revista, algunos mechones de su cabello rubio dorado brillan con la luz de los focos, no consigo descifrar el color de sus ojos marrones que se parecen a la miel o al caramelo. Va vestido con un polo sobrio blanco y unos pitillos negros, en la foto posa con una mano hacia atrás como si estuviera echándose a la espalda una chaqueta de cuero negra, de calzado lleva unos botines también negros y alrededor del cuello y de sus muñecas colgantes y pulseras doradas como sus cabellos que es lo que llama la atención del público.

La hojeo y voy al artículo donde lo entrevistan y explica que su carrera soñada sería ser modelo, aunque está contento ganándose la vida subiendo contenido para YouTube. Se lo tiene creído con los suscriptores que le siguen y monetizan sus vídeos... Tengo que dejar de leer porque me da dolor de cabeza pensar en otra persona que tiene tan subido el ego por un número en sus redes.

Cuando yo me preocupo por los likes que dejan en mis publicaciones, sí, pero los que están al otro lado de la pantalla no valoran las horas que una dedica al trabajo y esfuerzo que implica currarse el contenido que se sube, eso es lo que más quebraderos de cabeza me trae.

El debate de YouTube contra Instagram es un tema de actualidad, y más ahora que hoy en día algunos instagramers se están haciendo cuentas de TikTok. Lo que no entiendo son las horas que se dedican las chicas a verse bonitas para ponerse delante de una cámara.

 Lo que yo predico con mi estilo de vida, es que por mucho que me paguen los viajes que hago, siento que es más importante promocionar las experiencias ganadas antes que mi imagen personal. El lema de mi perfil es "lo primordial es la calidad con la que vives el día a día". Y a pesar de que es como mi mantra, ya tengo algunos comentarios de odio en algunas publicaciones como "te sobra el dinero que desperdicias en lujos", o "seguro que tu vida solo son puras expectativas y deja de crear películas en tu cabeza". Habían comentarios realmente crueles que prefería ignorar.

 Pero, a lo que iba, que no pensaba que tendría que compartir vuelo con mi "querido" archienemigo número uno. Iba a ser la mar de interesante... O una auténtica pesadilla. 

Fingiendo contenido románticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora