En la mañana recibí un mensaje de Pablo, preguntándome cuál sería el mejor plan para el día. Estaba nublado y hacía frío, no estaba seguro si quería salir de casa, pero no podía fallarle sabiendo que no nos veíamos hace años. Me levanté un poco desganado, aunque sabía que lo mejor era salir de aquí antes de que Carol me viera.
Salí de casa bien abrigado y caminé en dirección a la cafetería. No habíamos quedado en ningún lugar específico, pero pensé que sería buena idea encontrarme con él allí. Las hojas cayendo de los árboles delataban lo cerca que estábamos del invierno, una estación que siempre había amado. Este año, sin embargo, esa cercanía me llenaba de tristeza y no estaba seguro del porqué.
Extrañaba la sensación de estar en casa y reír junto a Carol. No sabía cómo remediar la situación, así que solo me quedaba marcharme para que su vida pudiera acomodarse nuevamente. Ahora el verdadero problema que me acechaba era decirle a Gaspar que me iría a vivir a su departamento por un tiempo. Me daba tanta vergüenza siempre tener que recurrir a la amabilidad de los demás; era absurdo que a mis 27 años no tuviera ni una cama propia. Estaba decidido a encontrar un trabajo estable que me permitiera vivir por mi cuenta, aunque si eso no resultaba, mi plan B era irme a vivir definitivamente al campo con mis padres.
La cafetería estaba abierta, así que la mejor idea era entrar, tomar un café y mensajear a Pablo mientras esperaba. El café de este lugar era muy bueno, y aunque no siempre estaba lleno, se notaba que les iba bien. Recibí el café y me senté apresuradamente. Tomé mi celular y comencé a escribirle, pero antes de que pudiera presionar el botón de enviar, vi cómo Pablo salía desde la zona de personal. Me miró y sus ojos se iluminaron como cuando era niño.
—Dani —saludó desde la lejanía.
—¿Dani? —murmuré mientras devolvía el saludo.
Pablo caminó hacia mí.
—Lo siento, es la costumbre —mencionó luego de ver mi mueca de insatisfacción.
—Es que nadie me llama así, además de mi madre —aclaré.
—¿Cómo debería llamarte?, ¿Daniel? —preguntó sentándose en frente mío.
—La mayoría de la gente me llama Dan —recordé que fue Carol quien comenzó a llamarme así.
—Pero es casi lo mismo —rio de pronto.
—Dani suena a mi madre.
—¿Puedo decirte Dani? —con esa expresión parecía un cachorro suplicando.
—No. ¿Dónde vamos a ir?
—No estoy seguro, quisiera saber primero que te gustaría a ti Dani —enfatizó la última palabra.
—¿No vas a ceder? —lo miré de soslayo.
—No —sonrió —. ¿Te gustan las películas?
—¿Quieres ir al cine?
—Hay una película muy interesante en cartelera.
—Bien, acepto, pero si es aburrida me debes el dinero de la entrada —dije bromeando.
—No te preocupes, de todos modos, te iba a invitar.
Esta ciudad no era muy grande, pero aun así tuvimos que tomar el transporte público para llegar al cine que Pablo quería visitar. Había varios cines, pero él insistió en uno en particular que quedaba bastante lejos de la cafetería. Durante el trayecto, me contó sobre el viaje que hizo fuera del país hace unos años, donde visitó muchos lugares turísticos que había visto en la televisión. Le comenté que jamás había viajado en avión y que nunca había tenido la oportunidad de salir del país; él prometió que algún día viajaríamos juntos, a lo que solo pude reír con incredulidad.
ESTÁS LEYENDO
Después de la noche - Novela BL #LGBT
RomansaDaniel es un chico introvertido con un futuro incierto. En uno de sus paseos nocturnos conoce a Gaspar, quien le propondrá tener una aventura de una sola noche, pero las cosas podrían no salir como esperan. ¿Qué pasará después de la noche? Una novel...