Cuando llegue a mi departamento estaba algo desordenado, las bolsas de compras estaban por todo el suelo, salí tan rápido que ni me di cuenta el desastre que deje, pase por medio de la Sala hacía mi habitación. No era un departamento muy grande, era pequeño, tenía una cocina, dos habitaciones, un baño, una sala de estar pequeña con dos sillones de lado a lado cerca de las ventanas, en medio de ellos una pequeña mesa de café de vidrio, en la pared estaba un pequeño televisor, del lado derecho de donde estaba uno de los sillones estaba una puerta que daba hacia el balcón.
Fuí a la cocina a preparar me un te de Manzanilla para calmar mis nervios, lo de Anabel aún no lo asimilaba. Tome mi té y fui a cambiarme para luego limpiar. Cuando termine de limpiar iba a darme una ducha cuando de repente oí que llamaron a la puerta
—¿Diga?— respondí para ver quién estaba tocando.
—¿Estas ocupada? Soy yo, Mariano. — suspire aliviada y me fuí a abrir la puerta.
—Hola, Mariano... Lamento lo de-. — no termine la palabra, Mariano me había interrumpido.
—No lo la mentes, no fue tu culpa, solo vine a ver cómo estabas, el detective Javier dijo que entraste en crisis y te envió a casa.
¿Entre en crisis? Bueno... No me di cuenta.
—Ah, si, tuve un pequeño ataque de ansiedad (creo) no lo se, es solo que... No esperaba para nada lo Anabel.
—Nadie lo esperaba y pensar que seríamos "Romeo y Julieta" de verdad la extraño, a pesar de todo era una gran amiga.
De eso no cabe duda, Anabel era muy dulce, tanto que se podría decir que la mataron por envidia, pero no quiero levantar más sospechas.
—Supongo que todos tenemos un principio y un final, no podemos ser eternos, lamentablemente Anabel se llevó la peor parte. — Mire a Mariano, su mirada estaba pérdida, Mariano levanto la mira y me miro con los ojos llenos de lágrimas. Extendí mis brazos para darle un abrazo, el se lanzó sobre mis brazos y comenzó a llorar a gritos.
Paso un rato, hasta que logre calmarlo y le di un té de Manzanilla al igual que el mío para que se calmara.
—¿Te sientes mejor? — le pregunte.
—sí, muchas gracias. — dejó la taza sobre la mesa. — Pero ¿sabes? No me voy a quedar de brazos cruzados, voy a averiguar qué sucedió y lo haré pagar.
— ¿No crees que es una idea muy precipitada? Digo, ya hay detectives en el caso, si haces algo puedes meter te en problemas.
—Son detectives privados, cuando ya nos les paguen dejaran el caso así tal cual, son unos buenos para nada.
—Aun así creo que deberías esperar un tiempo.
—haré una investigación por mi propia cuenta, ya está decidido. — Marino se levanto, me dio un abrazo. —muchas gracias, te mantendré informada. — Me dijo y luego se dio la vuelta para irse.
—Pero.— El me sonrió y me dejó con la palabra en la boca, luego se fue.
Jaja. Mierda... Esto va a terminar muy mal, como le hago entender que corre peligro... O bueno, no lo se, solo no quiero que le pase nada, no quiero saber que haría se le pasa algo a ese chico.
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Desgracia en el Set ✫
DiversosUna chica llamada Anabel fue asesinada después de una práctica en el set de manera inesperada. Contratan a dos detectives privados para investigar el caso y descubrir al asesino sin que se forme un alboroto para los medios. ¿Me acompañas a descubrir...