2. Detective en segundo grado.

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Esta es la historia.

Me llamo Kim, soy un estudiante transferido. Provengo de un pueblo rural donde solía vivir con mi hermano mayor. Mis calificaciones eran sobresalientes, por lo que decidí trasladarme a la ciudad a vivir por mi cuenta para poder optar a una mejor educación. Mantengo un gran desempeño académico, soy educado e introvertido, sin destacar demasiado fuera de mis calificaciones. Esa es la historia que se cuenta.

La realidad es bastante diferente.

Me despierto sintiéndome agotado por el mal sueño. No pude dormir pensando en que aquella chica, la loca que declaró sus intenciones homicidas ayer, bien podría tratar de entrar en mi cuarto y quitarme la vida mientras dormía. Mi teléfono comienza a sonar. Es una llamada del jefe, así que estoy obligado a contestar.

- Soy yo.

- Buenos días chico, estuve esperando tu reporte de ayer.

- Si, bueno... fue un día complicado.

Dudo si deba comentarle lo del intento de homicidio. Es posible que me deje fuera del caso si se entera que mi vida corre peligro, así que decido guardármelo por ahora. Ya veré como me hago cargo de este problema.

- Entiendo. Ser un estudiante modelo e investigar a la vez debe ser algo agotador.

Y ahora posible victima de homicidio aparentemente.

- No hay ningún problema señor. Haré un informe hoy y se lo enviaré cuanto antes.

- Eso es bueno. De todas formas, tengo otra cosa que pedirte el día de hoy.

...

No paraba de mirar a todos lados mientras me dirigía a clases. La paranoia se había apoderado de mi desde ayer. Creo que debí tirar el cuchillo en alguna parte en vez de dejarlo guardado en mi departamento, quizá sea un objeto maldito que me induce al delirio. Eché por tierra cualquier intención de no levantar sospechas cuando un grito de pánico salió de mi boca en respuesta al toque de hombro que recibí sin previo aviso.

- ¿Bro, estás bien? - dice mi amigo, aquel que fantaseaba con tener una novia psicópata. Irónico.

- Ay, solo eras tú Yuji. - Suspiré aliviado al ver que mi paranoia no se había materializado de repente.

- Quien más va a ser si no. Oye, tienes mala cara... - me dice. Ahora mismo no se si reír o llorar al verlo, en parte deseando que él estuviese en mis zapatos a ver si tanto se divierte.

- No es nada, no es nada.

Caminamos juntos a clases, sintiéndome algo más seguro con el acompañándome. Al llegar nos despedimos y cada uno partió a su salón, mientras yo masticaba un chicle de menta que Yuji me había dado para controlar las nauseas. Quería decirle que en realidad solo estaba algo cansado, pero su hospitalidad es bastante bienvenida también. Tomo mi asiento y trato de relajarme. Conozco a cada persona del salón. Mi trabajo me ha condicionado para ser extremadamente observador con mi entorno, así que es imposible que ella esté en mi misma clase sin que yo lo supiese. Aunque también es raro que no la haya visto nunca antes, no me suena de nada realmente. Bastante raro de hecho.

- Disculpa.

Me giro para ver quien me habla. Es una chica de pelo corto, algo desaliñada.

- ¿Podrías prestarme un borrador? - me dice.

- Claro, aquí tienes.

Le entrego mi borrador y ella asiente ligeramente en señal de gratitud. Ahora que me fijo, esta chica está sentada al lado mío. No recuerdo que nadie estuviese sentado al lado mío antes. Curioso. Mientras la observo, su presencia se hace más notoria. Pelo corto, ojos negros...

¡Esta chica quiere MATARME! (literalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora