2: Viaje

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El relinchar de los caballos fue el indicador de la llegada del líder a aquel lugar, sus ojos observaron la entrada de aquella vieja mansión, antes olvidada hoy les ayudaba a estar escondidos, la ya común neblina cubría los alrededores.

Con cuidado bajo del corcel que montaba, unos pocos sirvientes se acercaron retirando la capa que cubría su espalda, que por el trayecto ahora estaba mojada, su viaje había durado medio día y la noche ya se hacia espacio por el lugar.

Al entrar en aquel devastado edificio una presencia se hizo notar, un joven de largos cabellos rubios sujetaba con delicadeza una prenda, en un suave movimiento cubrió al hombre.

—  Gracias Piscis, eres demasiado amable con este viejo — Exhalo con notorio cansancio — Por favor avisa a mis hijos que requiero su presencia en mi despacho.

— Si señor — Su mirada expresaba su preocupación, el cuerpo del lider estaba en su límite y estaba seguro que pronto caería, con una reverencia se marcho con el objetivo de cumplir con lo ordenado.

Aquel lugar estaba claramente siendo consumido por el pasar del tiempo, quien no había sido nada considerado, entre las viejas maderas se escabullen los alaridos de dolor de los pocos sobrevivientes que habían, una recámara era el foco principal, una improvisada enfermería en la que la medicina escaseaba y en la que los heridos morían consecutivamente.

Abrió con delicadeza la puerta y en medio vio al menor de los hermanos, ayudando en lo que podía e intentando escuchar las súplicas y últimos deseos, su presencia era cálida para aquellos desfavorecidos y les brindaba un poco de alivio ante sus desgarradoras heridas, que poco o nada habían llegado a curar, el enemigo había acabado con todo lo que se le había puesto en frente.

Siempre había pensado que aquella familia desprendía una aura sombria y misteriosa, tan sólo tenerlos cerca te pondría en estado de alerta. En aquel escenario Virgo parecía la representación de la muerte quien bondadosa acompañaba a los que pronto marcharían, su andar sería descrito como un suave danzar fúnebre.

— Cuñado, ¿Que haces por aquí? — Virgo pregunto con calma, su voz podía ser opacada por los gemidos que abandonaban las bocas de los heridos.

— Virgo, tu padre acaba de llegar de su viaje — Quedó parado en el marco de la puerta — Pidió tu presencia, por favor ve cuanto antes.

— Entiendo.

Se despidió y continuó su camino, sus pasos resonaban en la madera, colocó su mano sobre su rostro e intentó detener las lágrimas que podían salir, con rapidez logró calmarse. Volvió a caminar con dirección a la habitación del segundo hijo, tocó la puerta y obtuvo el permiso para entrar, aquel lugar relucia por su orden, desde que habían llegado pocas cosas habían sido movidas por Tauro, demostrando quizá su poco interés en aquello que no es suyo. Compartiendo la extrañeza de su familia, el chico parecía un alma en pena, sus oscuros ojos se denotaban por su ausencia de brillo.

— Piscis ¿Que necesitas? — El tono de su voz era sereno y causaba un leve temor, aunque esa no era la intensidad del joven.

— Tu...tu padre acaba de llegar y pide tu presencia — Retrocedió y cogió el seguro de la puerta — Por favor vaya cuanto antes.

Cerró la puerta y volvió a caminar, la puerta de su propia recámara quedo frente a él.
Sentía un leve temblor recorrer su espalda junto aún escalofrío, sus manos estaban manchadas de sudor de manera que las limpio e su ropa, con la yema de sus dedos rozó la marca de su nuca que aún no estaba curada la cual aun dolía al ser tocada, esta demostraba la union en la que ahora viviría, arreglo sus cabellos e ingresó.

En medio del lugar vio a su pareja, quien veía unos documentos con notoria molestia, su mirada se dirigió al Omega quien tembló al tener sus ojos encima, Capricornio se acercó con un paso firme, cada paso aumentaba el temblar del rubio, al esta cerca cogió un mechón de pelo y suavemente lo colocó cerca de su nariz.

Lazos Falsos - Zodiaco BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora