4: Impulso

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.・゜゜Aries

Mis ojos arden de una manera abusiva, no había podido dormir bien pues me habían tenido trabajando con aquellos enfermos, realmente es molesto, lo único bueno es que encontré información muy importante.

El Reino había recibido a la vencida tribu del Norte, me sorprende el atrevimiento del rey de este lugar para desafiar a mi padre. Mis pies se sienten cansados, estuve parado desde el amanecer pues aquel alfa de cabellos negros creo que de nombre Capricornio, me ordenó no moverme y esperar al médico del reino pero ya habían pasado varias horas y si seguían pasando, me quedaría sin pies.

Unos de los heridos empezó a gimotear, aun con todo el cansancio que sentía me acerque a él, su rostro estaba vendado y lo único que veía era su ojo derecho lo que parecía ser lo único intacto en el, un ojo de intenso color verde.

— Tu...tu eres ese monstruo — Aquello me sorprendió, no he pisado el campo de batalla por ordenes de mi padre pero conozco el parecido que existe entre nosotros, mi madre siempre había dicho que soy idéntico a mi padre cuando era joven. Lo que más me sorprendió es que aún con el cabello de otro color el me hubiera relacionado con él.

El hombre parecía estar agonizando, el vacío en lo que antes debían estar sus piernas me demostraba lo cruel que podía ser mi progenitor, un hombre que no temia de acabar con sus enemigos y en el transcurso torturar de ellos.

Suavemente toco la venda que cubría el ojo que no estaba, sabía el lugar en el que ahora permanecería, un frasco en el cuarto de trofeos de mi padre. El siempre consideró que los ojos eran las únicas joyas que producía el ser humano, siempre el ojo izquierda era tomado, la mayoría de los heridos tenían la marca de padre en sus rostros.

— Lamento el dolor que te ha causado, por favor si has de descansar pido tu perdón — El hombre demostró su sorpresa, en su ojo vi como sus lágrimas se desbordaban mojando sus vendas.

— No eres él, él no pediría perdón —
— Su voz demostraba el cansancio que sentía, pero una seca risa pareció escapar de sus labios heridos — No puedo perdonarte niño, sino has pecado solo eres un inocente que se parece.

Aquello me sorprendió, no sabía que decir y sin saber porque, empecé a llorar, era culpa mía pues mi deber era continuar con la masacre que padre inicio, oí el último suspiro del hombre quien había muerto, me siento mareado, en algún punto caí de rodillas y no pude controlar mi llanto, no lo conocía pero sentía el dolor que mi familia le habia causado, habían peleado por proteger algo, dejando su vida e integridad en ello ¿Proteger algo? Mi último encuentro con Acuario se reprodujo nítidamente en mi cabeza.

— ¿Lloraras por cada muerto? — El lugar del que la voz provenía, era la puerta de la enfermería, un joven de prepotente mirada azul me miro — Si vas a ser tan sensible, no deberías de ser médico.

Mi cuerpo actuó por inconsciencia, me acercó a él y mi puño término sobre su rostro, haciendo que cayera con brusquedad. No entendía el porque de mi molestia pero mi ser se movía en contra de mi razonamiento.

— ¡Te llamaron desde la mañana ya casi es medio día!— Mi garganta empezó a doler por la forma en la que gritaba — ¡Esta gente necesita ayuda, no tus estúpidas palabras, ha muerto gente mientras tu no estabas! ¡A pesar de que tu trabajo es estar con los enfermos! — Cogí al hombre de la camisa y con todas mis fuerzas lo empuje contra una pared.

— ¿Que Diablos te pasa? Se que eres un viajero, ¿Que podría importarte esta gente? — Su tono no mostraba ninguna emoción, mi puño se vio nuevamente contra su rostro, sus palabras eran un detonante para mi ira y realmente no podría ni quería detenerme.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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Lazos Falsos - Zodiaco BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora