Al día siguiente, Taehyung caminaba tranquilamente hacia la pastelería donde trabajaba, disfrutando del fresco aire de la mañana y de los aromas dulces que empezaban a llenar el ambiente. Pero su buen humor se desvaneció de inmediato al divisar una figura conocida afuera del local.
Allí estaba Jungkook, alias "el fastidioso", recargado despreocupadamente en su lujoso automóvil, con una expresión de satisfacción en su rostro. En sus manos sostenía un enorme ramo de rosas rojas, lo suficientemente llamativo como para atraer la atención de cualquiera que pasara por allí.
Taehyung suspiró, ya sintiéndose agotado antes de siquiera empezar su jornada. Decidió intentar pasar desapercibido, acelerando el paso y dirigiendo su mirada hacia el suelo, con la esperanza de que Jungkook no lo notara.
Pero sus esfuerzos fueron en vano.
—¡Taehyung! —exclamó Jungkook con entusiasmo en cuanto lo vio acercarse.
Taehyung se detuvo y cerró los ojos brevemente, tratando de mantener la compostura. Abrió los ojos y lo miró, incapaz de ocultar la irritación en su rostro.
—Buenos días, cariño —continuó Jungkook, caminando hacia él con una sonrisa radiante y el ramo de rosas extendido—. Pensé que podrías empezar tu día con algo bonito.
Taehyung suspiró profundamente y frunció el ceño, intentando parecer lo más indiferente posible.
—¿Qué haces aquí tan temprano, Jeon? —preguntó, cruzándose de brazos—. Y por favor, deja de llamarme "cariño".
Jungkook se detuvo justo frente a él, ignorando deliberadamente la fría recepción.
—Solo quería verte y darte estas rosas —dijo, entregándole el ramo—. Sabía que te harían sonreír.
Taehyung miró el ramo de rosas por un momento, luego levantó la vista para encontrarse con los ojos brillantes de Jungkook.
—No necesito rosas para sonreír —respondió secamente—. Y menos de alguien que no entiende un "no" por respuesta.
Jungkook sonrió, sin inmutarse por la dureza de las palabras de Taehyung.
—Entonces, ¿puedo hacer algo más para ganar una sonrisa tuya hoy? —preguntó, inclinando la cabeza con un aire de genuina curiosidad.
Taehyung suspiró nuevamente, esta vez más profundamente, sintiendo que el día iba a ser más largo de lo que había anticipado.
—¿Sabes qué, Jeon? —dijo finalmente—. Si realmente quieres verme sonreír, déjame en paz por el resto del día.
Jungkook rió suavemente, pero asintió.
—Hecho —dijo, levantando las manos en señal de rendición—. Pero guarda las rosas, al menos. Piensa en ellas como una muestra de mi buena fe.
Taehyung dudó, pero finalmente tomó el ramo. A pesar de su molestia, no pudo evitar sentir un leve calor en sus mejillas.
—Gracias —murmuró con resignación, y luego se dirigió rápidamente hacia la entrada de la pastelería, deseando alejarse de Jungkook y del extraño torbellino de emociones que siempre traía consigo y en como su lobo se emocionaba.
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Fastidioso Alfa
Hayran KurguDonde taehyung tiene que rechazar al insistente alfa que le pide ser su omega todos los días