one: sickness

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UNO
brutus, the god and his creation

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❝ Honey, I laugh when it sinks in
A pillar I am of pride
Scarcely can speak for my thinking
What you'd do to me tonight ❞

Will quiere a su hija.

Todos los padres quieren a sus hijas, porque son espejos el uno del otro.

Pero Livia no es su espejo.

Ella debe ser curada, al igual que su propio padre.

La mente de Will se acelera con el peso de esta doble carga, llevándolo al borde del agotamiento. El constante esfuerzo por encontrar una cura para la psicopatía de Livia y aliviar el Alzheimer de su padre le consume. Siente la presión del tiempo que se escapa, la urgencia de arreglar lo que está roto en su familia.

Una noche, después de un día particularmente agotador, Will se encuentra en el umbral de la habitación de Livia. La observa mientras se sienta con César, los dos enzarzados en una conversación silenciosa a través de signos y gestos. La expresión de Livia es concentrada, sus ojos agudos e intencionados. En ese momento, Will siente una punzada de culpa y tristeza. Se pregunta si se está esforzando demasiado por cambiarla, por moldearla en algo que no es.

—Hola, cariño—dice en voz baja, entrando en la habitación.

Livia levanta la vista, una sonrisa torcida rozando sus labios. —Hola, papá.

César le saluda con un silbido, sus ojos brillan de reconocimiento. Will le sonríe, sintiendo una extraña sensación de confort ante la presencia del chimpancé.

—¿Cómo estáis? —pregunta Will, sentándose a su lado.

—Estamos bien—responde Livia, mirando a César. —Estábamos hablando.

—¿Sobre qué? —Pregunta con una sonrisa pícara.

Eso hace que César señale la página del libro que se encuentra entre él y Livia. Will lo mira con ojos curiosos y encuentra el dibujo de una pequeña flor con el centro blanco y el exterior de un vibrante rosa. Lo reconoce casi de inmediato. Es una flor de cerezo.

Su respiración se entrecorta durante un segundo, pero Livia vuelve a hablar.

—Mi madre usó una corona de flores en su boda—le explica a César con un brillo cómplice en los ojos. —Si algún día me caso, quiero una.

Will aún recuerda el aspecto de su esposa el día de su boda, radiante y llena de vida, con una corona de flores de cerezo adornando su cabello oscuro.

—Es un hermoso pensamiento, Livia—dice él suavemente, con la voz cargada de emoción. —A tu madre le encantaban esas flores.

Livia asiente, pero no dice nada más.

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⏰ Última actualización: Jun 06 ⏰

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