Tapas

30 2 0
                                    

Pensé en salir a caminar, saqué el vestido a lunares que estaba juntando polvo y me lo puse, también mis zapatos y me até el pelo. La plaza no parecía un lugar lleno de gente y decidí sentarme en la hamaca a pensar. Me sentía como una estrella de día, esa sensación cuando sabes que existís pero no te ves, sabes que estas pero a nadie parece importarle.
Cada tapa de gaseosa que veía en la arena me hacia imaginarme una historia, me imaginaba a la persona que la tiro y porque. Muchos dirán que estoy loca pero es gracioso saber que otros la pasan mas mal que yo aunque sea un invento de mi cabeza.

El libro que estaba escribiendo carcomía mi mente sin sacar nada interesante que poner en esas hojas pálidas. Casa instante que pasaba era menos y menos inspiración que antes, es muy frustrante. Pero luego, en aquella plaza de piedras rojas y tapas de colores escondidas en la arena, me acordé de mi profesora de historia en segundo año. No se porque ese lindo momento vino a mi mente. Tenia rulos y ojos negros como la sombra, vestía alocadamente día tras día y llevaba siempre una sonrisa. La recuerdo como una mujer joven, liberal y divertida cuyo paso en mi vida fue demasiado importante. Recuerdo que decía constantemente que amaba su trabajo y que era muy feliz cada vez que algún chico entendía las teorías que ella explicaba. Extraño esa época en la que sentarse en la hamaca de una plaza era tan simple como eso y no como ahora que por cada cosa que veo mi mente enloquece mas y mas.
Yo también amo mi trabajo, creo, esto de no tener ni idea de que escribir me esta matando pero en el fondo me alegra que no todo termine tan rápido.

Les vengo a contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora