Aladín

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ACLARACIONES:

Es BakuDeku, por si acaso, NO DekuBaku.

Listo, comencemos.

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—Izuku, por favor sonríe y saluda —su madre estaba hablando entre dientes disimulando una sonrisa.

—Esto es muy aburrido, además, ver plebeyos  me provoca arcadas —intentó ponerse de pie y su madre de un jalón lo sentó.

—No me hagas repetirlo —tras dar la advertencia el pecoso sonrió y movió la mano para saludar a la multitud que los veían.

Izuku Midoriya era el primogénito y único hijo de Inko y el difunto Hisashi Midoriya, reyes de Oshidora. Izuku pronto heredaría el trono, en ocho meses, cuando cumpliera la mayoría de edad. Estaban en el balcón del palacio saludando a la gente que gritaba en el exterior, animados por el anuncio de coronación.

Pasó media hora y reina y príncipe se levantaron y volvieron al interior del palacio.

—¿Se puede saber qué te pasa en la cabeza? —la peliverde reclamó reteniendo al pecoso— ¡Es tu pueblo y lo gobernarás en unos cuantos meses! No puedes tratarlos como si fueran algo ajeno y mucho menos despreciarlos.

—Mamá, estoy seguro de que si tuvieras otro hijo le entregarías el trono sin dudarlo —se quitó a la mujer de encima y sonrió—, pero no lo tienes, así que no te queda de otra que aguantarme —a pesar de los gritos de histeria de su madre, Izuku se alejó de ella y fue a su habitación a que las sirvientas le dieran un masaje.

Izuku Midoriya era inteligente por excelencia, lo había heredado de su padre, el mejor rey de Oshidora en toda la historia desde su fundación. También era alguien atractivo y su fuerza y habilidades no estaban tan mal. Había sido mimado desde su nacimiento por ser varón y primogénito, su padre murió antes de que pudieran concebir otro niño, así que desde temprana edad se decidió que heredaría el trono. Tenía muchas libertades y su madre no había sido capaz de jalar su correa, con su terquedad había sido capaz de librarse de las ataduras de la familia real y hacía lo que se le daba la gana.

Midoriya era muy grosero con la servidumbre sin cultura y caballeros becados, con los plebeyos en general. Para él, eran simple basura que habían nacido para servirle y besarle los pies. Eso no quería decir que iba a matar de hambre a su pueblo ni nada parecido, pensaba cumplir perfectamente su papel como rey y hacer de Oshidora una tierra próspera, solo no pensaba tocarlos, ni interactuar con ellos de ser posible.

Le desagradaban las cosas sucias.

—No lo estás haciendo bien, vete —ordenó a Ochako, su doncella personal, era hija de un noble caído así que no la trataba con tanta rudeza—. Y deja de ponerte ese color, me quema los ojos —se movió para escanearla de arriba a bajo.

La castaña se sonrojó al notar que su mirada se detuvo en su escote, la mujer llevaba un vestido ligero color naranjado con una gran abertura a la altura del pecho. Izuku pensó que si lo deslizaba un poco, sería capaz de ver sus pezones.

—He dicho que te fueras

—Sí.... lo siento alteza, que tenga una buena noche —Ochako salió frustrada, otra noche fallida en su intento de seducir al príncipe.

Midoriya se acostó boca arriba sin cubrirse y pensó en el matrimonio, según las leyes, debía contraer matrimonio o al menos declarar una prometida antes de su coronación. Su madre había elegido a Momo Yaoyorozu, hija del duque Yaoyorozu para convertirse en reina, pero Izuku la rechazó tan pronto la vio.

"Al verla no sentí nada, no es la indicada"

Inko tuvo que disculparse con el duque y su hija alegando que Izuku todavía estaba balanceando otras opciones.

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