Prólogo

42 7 0
                                    

En un día como cualquier otro, las personas hacían su rutina de cada mañana. Los domingos no era un día de mucho trabajo, era el único día en la semana en el que las personas podían descansar. Había armonía en la ciudad, paz, música, alegría. Pero todo eso quedó en el pasado, ahora los niños no se atreven a salir a la calle por miedo a que los roben. Las mujeres no salen solas ni al balcón por el terror hacia los bandidos. Nadie presta nada, nadie ayuda a quién lo necesita por miedo.

Hace mucho tiempo que este lugar dejó de ser un campo lleno de flores, mariposas y árboles. El paisaje ya no es colorido al mirar por la ventana. Ahora todo es en blanco y negro, como una película de misterio.

"En este mundo ya no se puede confiar en nadie, todos mienten por dinero, son codiciosos y narcisistas, no les importa ir por ahí pisando a otros, solo les importan ellos mismos"

"Nunca seas igual a ellos, pase lo que pase, no dejes que tu corazón se contamine, no todos son iguales, pero no debes confiar demasiado o acabarán abusando de tu bondad, hija mía (...)"

—¡Eskargo! Ven hija.

—¡Ya voy mamá un minuto!

—Vamos date prisa o ¡nos perderemos los fuegos artificiales!

Esa fue...

La última vez que vi a mi madre...

no lo supe hasta ver su cuerpo arder en llamas...

y enterrarla trayendo el mar con mis lágrimas...

Aprendiendo A AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora