Capitulo 6.

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Estaba quedándome sin garganta de tanto gritar que me soltaran. No quería volver a esa casa, estaba harta de que mi padre desahogase toda su ira conmigo de esa forma.

Antes mi padre solía encerrarse en su habitación y no salía por días, no comía, no dormía. Estaba tan pálido que parecía un zombie, la muerte de mi madre le afectaba demasiado.

Aunque a veces creía que había algo en esa relación que no encajaba.

Cada vez que discutían, mi padre salía de casa y volvía a altas horas de la madrugada, borracho, todo golpeado, como si se hubiera metido en una pelea, mi madre solo lucía indiferente ante su actitud, no lloraba por verlo así, no se molestaba en mandarlo al sofá cada vez que se enojaban. La abuela solía decir que su relación había mejorado mucho, porque antes peleaban hasta por gusto.

Eskargo Villanof 8 años.

Mis padres habían vuelto a discutir, era la tercera vez esta semana. Mi abuela y mi madre se encontraban en su cuarto charlando sobre algo que mi madre me advirtió así "es una conversación de mayores donde los niños no pueden entrometerse".

Pero yo era demasiado curiosa como para quedarme en mi cuarto a jugar con las muñecas sin echar una ojeada afuera de vez en cuando. Papá no estaba en casa, pero mamá no quería arriesgarse a que las escuchara.

La puerta del cuarto estaba ligeramente abierta, con cautelosos pasos me adentré en la habitación y me escondí tras el closet.

-Ya no lo soporto, cada vez se vuelve más violento, estoy al darle el divorcio-dijo mi madre con frialdad

Que?! ¿Divorcio? Mamá ¿por qué?

-Hay mi pequeña, no digas eso-le responde la abuela-piensa en tu hija, Lored es así desde que lo contrataron en esa empresa

Y era cierto, había recibido una propuesta de un millonario para que fuera su asistente. Papá estaba muy emocionado con el trabajo, tanto así que pasaba más tiempo en la empresa que en casa.

-Ya lo sé, pero, antes de casarnos me prometió que controlaría esos impulsos y ese deseo de querer golpear siempre. Se que Eskargo es mi prioridad mamá pero si Lored sigue así no correré el riesgo de que descargue su ira conmigo-dijo segura, a pesar de estar algo lejos pude ver la tristeza en sus ojos verdes como esmeraldas

No entendía que pasaba entre ellos, quise acercarme un poco para escuchar mejor pero acabé dándome en la cabeza con lo que parecía ser una caja que estaba en la esquina.

El closet era bastante pequeño para una señora de casi setenta años.

-Ay!

Mamá y la abuela voltearon a verme asustadas por mi grito, ya que me enredé con mis propios pies y acabé en el suelo.

-¡Eskargo! ¡Que te he dicho de espiar a los mayores! -fue lo primero que dijo mi madre cuando se acercó a ayudarme

-Mélida, es que no ves que la niña se ha rasguñado los codos, no seas insensible con tu hija-le reprocha mi abuela

De repente todo empieza a verse borroso, la voz de mi madre suena distorsionada y lejana. Como si solo fuera un eco.

El perturbador sonido de un metal siendo golpeado contra algo me hizo volver a la realidad.

Me encontraba en el sótano de mi casa, afuera se escuchaba ese sonido que me había hecho despertar.

¿Que ha pasado?

Estaba en el suelo, en una esquina, mi pie estaba atado a una cadena alrededor del tobillo. Que suerte que no es el que está lastimado.

La ventana estaba tapiada nuevamente, el sonido provenía de afuera, me sentía encarcelada y agobiada. Tenía un leve dolor de cabeza que me empezaba a preocupar.

Aprendiendo A AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora