Capítulo 10

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Me sonrojé ante ese pensamiento y un bache me hizo aferrarme con fuerza a la cintura de Maral, algo que había estado evitando durante todo el camino.

Horas después de recorrer estos lares hicimos una parada en un cajellón casi a las afueras de la ciudad, lo que se veía después de las casas, casi al final era un camino infinito rodeado de árboles.

Laura abrió su mochila y me pasó un cambio de ropa, me fui a la esquina más oscura asegurandome de que los cuatro varones estuvieran de espaldas.

La ropa que me había prestado Laura era una blusa de franela negra, unos pantalones largos, un poco holgados color gris y unos tenis negros.

Termine de cambiarme y noté un spray en la mano derecha de Laura, en la otra llevaba su celular.

—¿Y eso? —le pregunto señalando el objeto en su mano

Laura me mira y sonríe y guarda su teléfono en uno de los bolsillos traseros.

—Cambio de look.

Me mandó a soltarme la trenza que protegía mi cabello de enredarse y este cayó a ambos lados de mi cara. Laura agita el spray y me doy cuenta de lo que piensa hacer.

Me tapo la nariz al sentir el olor fuerte de la pintura al rociarla sobre mi cabello y cerré los ojos. Minutos después, desperté mis párpados poco a poco y me destapé la nariz. Laura me pasó la cámara de su celular—ya que el mío estaba en mi mochila—y lo puso en Cámara frontal mostrándome mi reflejo como un espejo.

Wao, y esta quien es.

No parecía real, Laura me había cortado el cabello y ahora estaba corto por los hombros y de un color plateado bastante bonito. Aunque lo hizo sin mi consentimiento me gustó el cambio.

<<Tú te conformas con cualquier cosa>>

Mentira.

<<Verdad>>

¡Mentira!

<<¡Verdad! >>

Volviendo a la realidad, después de recibir un diez de parte de los chicos por la apariencia—aunque Lester dijo que me daba un nueve— nos subimos a las motos, esta vez, Lester estaba manejando la de Joseph y este manejaba la de Arthur, por lo que este se subió en la de Maral y yo me tuve que montar con Lester.

Esto se siente raro.

Arrancamos las motos y seguimos nuestro camino hasta Boston. En parte me sentía incómoda pero a la vez... ¿Feliz? No tengo idea, estas sensaciones me tienen confundida. Además de que me sentía muy extraña.

—Bonito corte rizos—me habla Lester mientras observo el paisaje—aunque con el pelo así ya no tiene sentido llamarte rizos

Volteo a verle pero sólo logro verle la espalda. Ese comentario me sorprendió, un pequeño impulso me hizo decir algo que después me haría arrepentirme.

—No importa, puedes seguir diciéndome rizos si te apetece—¿pero que estoy diciendo?

—Bueno, creo que ya es costumbre, después de todo—hace una pausa—nunca te he llamado por tu nombre por lo bonito que era tu cabello

Abri mis ojos lo más que pude ante su comentario y sentí que mis mejillas ardían.

¿De verdad? ¿Ese fue Lester? ¿El mismo Lester que conocí en el pasillo? ¿Acababa de decir eso?

Una sonrisa de oreja a oreja se asomó en mis labios y me sorprendió ese gesto de mi parte. Una risa ronca de parte de Voltaine hizo que su espalda vibrara, mis manos estaban agarradas a su cintura por lo que se me hizo raro esa sensación.

Aprendiendo A AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora