Capitulo 6

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Mew Suppasit

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Mew Suppasit


Los tíos de Bible, mis compañeros lugartenientes a los que no podía soportar, fueron los primeros en exigir que me acueste con mi esposo. 

Gulf y yo estábamos con mis hermanas y sus padres cuando el primer grito atravesó la música. Seguido de los rugidos apreciativos y aplausos, y luego un coro de "llévalo a la cama" proviniendo de la mayoría de los hombres. 

El padre y el hermano de Gulf no participaron en ello. Zee me dio una mirada que rayó en la amenaza. En otro momento, habría reaccionado en consecuencia a esa clase de falta de respeto. Sin embargo, ahora no era el momento.

 Era un hombre más valiente que su padre. Tenía que concedérselo. Gulf aferró su copa de vino con más fuerza y le dio a mi hermana Jhan una sonrisa avergonzada. 

Jhan me abrazó fuertemente. 

—No me hagas patearte el trasero, hermano mayor. Sé bueno con ese chico. Es tan lindo.

 Me desenredé de mi hermana. No hablaría de mi vida sexual con ella. Felix me miró detenidamente, pero los dos sabíamos que cualquier cosa que sucediera esta noche ya no era su responsabilidad. Ciertamente amaba a su hijo, pero también amaba el poder, y si tenía que elegir entre los dos...

Me volví hacia mi esposo, cansado de que todos metieran la nariz en nuestro matrimonio. Gulf me dio una mirada tímida, sus mejillas rojas. Le tendí la mano y la tomó sin vacilar. Sus palmas estaban sudorosas.

—¿Estás listo para subir? —murmuré, inclinándome de modo que solo el pudiera oírme.

Tragó con fuerza, pero asintió.

Me volví hacia nuestras familias.

—Si nos disculpan.

Antes de que Gulf y yo pudiéramos despedirnos, Irene abrazó a su hijo una vez más y le susurró algo al oído que provocó un sonrojo feroz en las mejillas de mi esposo.

Me permitió llevarlo lejos de ahí, con la copa de vino todavía aferrada en su mano. Y una vez más, no hablamos. Pensé en decir algo tranquilizador, pero la verdad era que no había nada que decir, y de todos modos no era un hombre para ese tipo de palabras.

Gulf tomó un sorbo de su vino. Iba por su quinta copa... al menos.

—¿Qué dijo tu madre? —pregunté para llenar el silencio tenso entre nosotros a medida que tomábamos el ascensor hasta nuestra suite para pasar la noche. La puerta se abrió y salimos.

 Otro sorbo. Me detuve y le quité la copa. Si estaba intoxicado, después de todo tendría que falsificar esas jodidas manchas de sangre.

—Es suficiente.

—Es ginger ale.

Tomé un sorbo de la copa, sorprendido. Gulf jugueteó con el pequeño bolso blanco colgado sobre su hombro.

DULCE PROVOCACIÓN (MewGulf) ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora