El gimnasio de Shiratorizawa era un santuario para los devotos del vóley, un lugar donde la pasión y la disciplina se entrelazaban en cada salto y cada remate. Aiko, con su uniforme que aún olía a nuevo y sus zapatillas que apenas habían besado la madera del suelo, se encontraba en el centro de este templo, dedicada a su ritual de entrenamiento.
Mientras sus compañeros de equipo se dispersaban por el gimnasio, Aiko se concentraba en su saque.
—Concéntrate, Aiko. Respira, apunta y suelta—Se decía a sí misma. Con un movimiento fluido, lanzó la pelota al aire y la golpeó con toda su fuerza. Pero en lugar de seguir la trayectoria esperada, la pelota se desvió, volando directamente hacia Ushijima, quien estaba en el otro lado de la cancha, hablando con el entrenador.
El impacto fue inevitable. La pelota golpeó la cara de Ushijima con un sonido sordo, y el gimnasio entero se sumió en un silencio sepulcral. Aiko corrió hacia él, su rostro era una máscara de preocupación y vergüenza.
—¡Lo siento muchísimo! ¿Estás bien?—exclamó Aiko, apenas en un susurro tembloroso.
Ushijima, aún sorprendido, se pasó una mano por la cara y luego miró a Aiko.
—Estoy bien-respondió con su voz calmada y profunda.—Fue un buen saque. Solo necesitas controlar un poco más la dirección.
Aiko se quedó sin palabras ante la generosidad de Ushijima.
—Gracias, Trabajaré en eso—dijo, una sonrisa tímida apareciendo en sus labios.
—No hay de qué. Todos empezamos en algún lugar. Además, me gusta tu espíritu,—dijo Ushijima, devolviéndole la sonrisa.
Aiko, es una de las mejores estudiantes del shiratorizawa. Siempre se había esforzado, en hacer todo lo que podía, y una de esas cosas fue unirse al equipó femenino del shiratorizawa. Aunque su mejor amiga Robin, le había advertido "Va a ser una responsabilidad muy grande para ti"
Y como siempre su amiga teniendo la razón...
Suspire. Ya habían pasado dos días desde que le pegue aquel balonazo a Ushijima, y realmente de alguna u otra manera quería disculparse. Le estaba pidiendo algunos consejos a su amiga, Robin.
— Por lo que me dijiste, ya te has disculpado con el en su momento, ¿por qué hacerlo otra vez?— pregunto, Robin. Ella no lo entendía, cuál era la prisa, además, su amiga peli-blanca ya lo había hecho y Ushijima le habia aceptado las disculpas.
— Es que, siento que debo hacerlo otra vez. Es que si lo hubieras visto con tus propios ojos, me entenderías, Robin— Dijo, Aiko, deprimiendose.
Robin poso su mano en su barbilla, miro a su amiga, y sonrió.
— Eres tan buena persona.—Rio— Ya llegará algo a tu mente, no te mortifiques, y vamos, ya es hora de ir a clases.
La peli-blanca asintió, se levantó de su asiento y empezó a caminar con la cabeza gacha.
Hasta que tropezó con algo tremendamente duro. Rebotó, y estaba apunto de caer al piso, si no fuera por unas grandes manos que la agarraron.
Aiko tenía sus ojos apretados, esperando la caída de su cuerpo contra el piso. Abrió los ojos y vio a la persona que menos esperaba.
"¡No! ¡No! ¡No!"
—¿Te encuentras bien? —Ushijima aún sosteniendola esperaba una respuesta por parte de ella.
—Y-yo, ¡sí, estoy bien!—Aiko se alejo, con un leve sonrojo en sus mejillas, y dió una reverencia hacia el.—lo siento mucho.
El peli-olivo suavizó su mirada, y sonrió levemente.
—No tienes porque hacer eso, yo te salve, y estás bien.
La peli-blanca alzó su cabeza, y se encontró con la mirada de Ushijima.
Alzó su cuerpo y le dió las gracias.
— Gracias...—Sonrió.
El peli-olivo solo asintió, y siguió su camino. A lo lejos se pudo ver qué un pelirrojo esperaba a Ushijima.
—¡oh! ¿Que sucedió, Aiko?—Pregunto su amiga Robin.
Ella se giro para observarla, y solo nego.
—Después te cuento, hemos perdido tiempo, es hora de ir a clases.
Siempre tenía que sucederle cosas que no querían que le pasase, como eso, chocarse con Ushijima.
•••
Aiko se encontraba calentando, estaba metida en sus propios pensamientos que no escucho a su capitana.
—¡Aiko!
La nombrada, salto en su lugar, y se giro poco a poco, y vio su cara, y tembló.
— ¿Hay un número en específico por el cual yo deba llamarte?—Dijo enojada.
—Disculpeme, estaba pensando, y no me he dado cuenta de su llamado, capitana.
Aquella suspiro, y nego.
—Como sea, vamos.—Le hizo una seña con su cabeza y Aiko la siguió.
Llegó la noche, y una peli-blanca, estaba lista para salir, hasta que su capitana la llamó.
—¿pasó algo, capitana?—Pregunto.
—Me he estado preguntando durante todo el día algo, ¿que te sucede?— La miro preocupada.—Hoy no has dado todo de tí, más bien has estado decaída.
Aiko, nego.
—Me siento cansada, he estado ayudando a algunos compañeros con unas materias que no se les dan bien, y no he podido decir que no.
Su capitana sobajeo su frente.
—Tienes que aprender a decir que no, a lo que no quieres, y a decir sí cuando se debe, aprende eso.—Le sonrió.—Pero siempre te he visto ayudar a cada persona que lo necesita. Pero se que no es solo eso, es algo más, dime, ¿Que es?
Ella negó.
—¿Qué más podría ser?
—No lo sé, no soy tú.— Alzó sus hombros.—Vamos dime.
Ren, la empezó a tirar de sus hombros, hasta que, Aiko, se mareo.
—¡Bien, ya!—Grito la peli-blanca
—¿Y bien?
—Es por Ushijima, ¿Recuerdas que le pegue un pelotazo? No he podido dejar de pensar en eso, yo me disculpé en ese momento, pero algo me dice que debo hacerlo otra vez. Además me choque con el antes de las clases.— Explicó deprimiendose.—Me sentí tonta.
Escucho la risa de su capitana Ren, y la miro.
—Ay, Aiko, eres tan pura. Si tú corazón te dice que debes disculparte otra vez, hazlo, no te detengas.—Dijo, soltando sus hombros—Bien, es hora de irme, has lo mismo.
Aiko, vio a su capitana irse, y penso en su consejo, así sería, ¡Lo haría!
Me siento bien al escribir esto, ya que Ushijima es uno de mis personajes favoritos de Haikyuu. Espero les guste, es mi primera vez escribiendo.
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DESTINO | USHIJIMA
RandomEn la danza del voleibol, donde cada salto es un verso y cada remate una rima, Aiko y Ushijima encontraron la melodía de sus corazones.