Mi pandemia

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En tiempos de pandemia me enfoqué en mis estudios, 
mientras la incertidumbre se colaba en mis ruidosos pensamientos. 
Instalé apps para conocer almas distantes, 
en un intento por aliviar los días monótonos y agobiantes.

La soledad se hizo compañera en este confinamiento, 
mientras el mundo exterior temblaba de incertidumbre y lamento. 
Mis libros se convirtieron en refugio y en fuente de sabiduría, 
mientras las pantallas me acercaban a la lejanía.

Las clases virtuales se convirtieron en mi rutina diaria, 
un escape necesario en medio de tanta melancolía. 
Conocí rostros nuevos a través de la pantalla fría, 
compartiendo risas, historias y sueños en la distancia fría.

La pandemia me cambió la vida en un abrir y cerrar de ojos, 
recluyéndome en mi  casas como náufragos en un abismo rocoso. 
Pero en medio de la crisis y la soledad abrumadora, 
aprendí a valorar las pequeñas cosas reconfortantes y seductoras.

Aprendí a apreciar el calor de una amistad, aunque no llegue a tener una verdadera amistad, pero es algo he deseado desde que tengo 5 años.
Aprendí a valorar el abrazo cálido de quien te quiere de manera plena, aunque no recibí abrazos.
Aprendí que a través de las apps y las redes sociales podemos encontrar conexiones,  una cadena invisible que nos une en medio de la confusión.

La pandemia me arrebató tanto, pero también me enseñó tanto, 
a valorar la salud, el afecto y cada momento encanto. 
A enfocarme más en los estudios y en cultivar nuevos lazos.

Mi Soledad vuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora