La suave luz del atardecer se filtraba por las cortinas de la habitación de Selene, bañando su rostro con un resplandor cálido y dorado. Sentada frente a su escritorio, la joven de 23 años observaba con concentración la pantalla de su computadora, donde una serie de fotografías de sus pies descansaban en espera de ser subidas a su cuenta de OnlyFans.Selene deslizó suavemente uno de sus calcetines de seda negra, revelando la delicada piel de sus dedos y el arco perfecto de su empeine. Con movimientos lentos y deliberados, acomodó su pie sobre una pequeña plataforma, asegurándose de que la iluminación resaltara cada curva y cada una de las uñas pintadas de rojo brillante.
Tomó varias tomas, cambiando sutilmente la posición de su pie y experimentando con diferentes ángulos. Cada vez que presionaba el obturador, una oleada de emoción la recorría. A pesar de la vergüenza inicial, Selene había aprendido a abrazar esta nueva faceta de sí misma, encontrando una extraña sensación de poder y control en la forma en que sus suscriptores reaccionaban a sus fotografías.
Cuando estuvo satisfecha con el resultado, Selene procedió a cargar las imágenes a su página de OnlyFans, acompañándolas con una breve descripción que prometía más contenido exclusivo para sus seguidores más devotos. Mientras lo hacía, no pudo evitar sonreír con anticipación, imaginando la reacción que despertaría en sus admiradores.
De repente, el sonido de unos pasos en el pasillo la hizo tensarse. Rápidamente cerró la ventana de su computadora y se apresuró a cubrirse los pies con el calcetín. Su corazón latía con fuerza cuando escuchó que alguien se acercaba a su puerta.
—¿Selene? ¿Estás ahí? —La voz familiar de su primo T/N resonó a través de la madera.
Selene tragó saliva, sintiendo que el pánico se apoderaba de ella. Intentó mantener la calma mientras se levantaba y caminaba hacia la puerta, preparándose para enfrentar a su primo.
—¡Hola, T/N! —saludó con una sonrisa forzada, abriendo la puerta—. ¿Qué te trae por aquí?
T/N, un joven alto y atlético de 25 años, la miró con una expresión indescifrable. Selene sintió que el corazón se le aceleraba, temiendo que en cualquier momento él le reclamaría por lo que acababa de descubrir.
—Bueno, solo quería ver cómo estabas —dijo T/N, rascándose la nuca con un gesto nervioso—. Hace tiempo que no hablamos y... bueno, ya sabes, somos primos, así que pensé en pasar a saludar.
Selene exhaló un suspiro de alivio, pero aún así mantuvo una actitud cautelosa.
—Ah, ya veo. Pues estoy bien, gracias por preguntar —respondió, intentando mantener la conversación lo más casual posible—. ¿Quieres pasar?
T/N asintió y entró a la habitación, mirando a su alrededor con curiosidad. Selene se mordió el labio inferior, rezando para que no notara nada fuera de lo común.
—Bonito lugar —comentó T/N, sentándose en la orilla de la cama—. Veo que has estado trabajando duro en tus proyectos.
—Sí, ya sabes, solo manteniendo mi mente ocupada —dijo Selene, tratando de sonar despreocupada.
Un breve silencio se instaló entre ellos, cargado de una tensión que Selene apenas podía soportar. Finalmente, T/N se aclaró la garganta y la miró directamente a los ojos.
—Selene, ¿hay algo que quieras contarme? —preguntó con suavidad, pero con un tono que denotaba una seriedad inusual en él.
Selene sintió que el mundo se detenía a su alrededor. Tragó saliva con dificultad, intentando mantener la calma mientras buscaba las palabras adecuadas para responder. Pero mejor Entonces evadió la pregunta y fue al baño.