Capítulo 2 🐺

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Los brillantes rayos de sol bailan sobre toda la sala de la casa, golpeando el rostro del rizado que dormía plácidamente sobre el cómodo sofá color crema. Jungkook frunce el ceño al notar la molesta luz, mientras comienza a despertarse.

La noche anterior, después del horrible encuentro con aquel lobo, no había tenido energía ni para vaciar las maletas. Tampoco se molestó en conocer a fondo la casa, simplemente dejó las maletas en la entrada y seguidamente se desplomó sobre el cómodo sofá lleno de mantas para en pocos minutos caer dormido.

Suspira con cansancio y entierra su rostro entre sus manos, frotándolo con estas en un intento de despejarse.

La casa no era muy grande pero tampoco era necesariamente pequeña, había muebles, mantas e incluso un televisor. Jimin había aclarado que podía quedarse con todo lo que había dentro, pero Jungkook no creía poder aceptarlo.

El lugar era más que suficiente para él y estaba realmente feliz y emocionado de por fin tener algo que le pertenecía, un lugar al que podía ir y que era suyo. Se sentía cómodo y satisfecho allí, y no puede evitar pensar que este nuevo capítulo de su vida sería mucho mejor que los anteriores.

O eso esperaba.

[...]

Jungkook sube la cremallera de su chaqueta marrón mientras se adentra en la cafetería que se encuentra en la ciudad. Necesitaba un chocolate caliente para poder empezar su día y necesitaba comprar comida y algunas otras cosas para su nuevo hogar.

Una vez dentro se permite suspirar gustoso ante el aire caliente que rápidamente lo envuelve. Afuera hay una fina capa de nieve que lo cubre todo, y el mundo parece ser dividido en tonos grises, blancos y verdes fuertes. Y a pesar de que Jungkook siempre ha sido una persona amante de los colores, se permite enamorarse cada vez más del lugar y sus colores fríos.

Mira a su alrededor con asombro ante lo bonito y acogedor que todo en aquel local resulta. Parecía que todo en aquella isla era completamente asombroso en todos los aspectos, como si todo tuviera un aire mágico. Aún que lo más probable es que tan solo fuera cosa suya.

Pero de todas formas no podía evitar mirar hacia todos lados con ojos brillantes de ilusión.

El local contaba con grandes ventanales por donde se colaba la mínima luz amarillenta del sol, sobre estos se encontraban pequeñas luces blancas que hacían que el lugar se sintiera más reconfortante y menos frío. En las sillas y mesas de madera habían unas pocas personas desayunando, algunos acompañados de otras persona, otros acompañados del periódico del día, y otros simplemente por su cuenta.

"¡Hola!" Jungkook se sobre salta ante la voz ajena a sus espaldas. Girándose y topándose con un joven castaño de ojos avellana. Parecía un poco mayor que él, tal vez tres años más mayor.  "Bienvenido ¿Eres nuevo por aquí? No te había visto antes."

Jungkook mete sus manos en los bolsillos de su chaqueta y asiente, con sus rizos chocolate moviéndose de arriba a abajo. ¿Tan claro era que acababa de llegar?

Supone que en una isla tan pequeña, es vacío reconocer caras nuevas.

"Genial." Le dedica una sonrisa amable "No solemos tener a mucha gente nueva por aquí, soy Yoongi."

"Jungkook." Susurra con una pequeña sonrisa.

"¿Jungkook? ¡Tú eres el inquilino de Jimin!" Exclama sonriente "Un placer, Jungkook ¿Qué necesitas?"

Jungkook frunce levemente el ceño, ya que ser reconocido de aquella manera definitivamente era algo nuevo. Sin embargo decide borrar cualquier rastro de confusión y aprieta los labios en una pequeña sonrisa.

Heart cold as ice blue | ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora