Capitulo 4. El sueño...

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Era otra vez él, por alguna extraña razón sentía que me seguía, tal vez exagero pero lo he visto mucho este día y eso que he visto mucha gente hoy.

-Oh, trabajas aquí-. No sonaba sorprendido o con alguna emoción alguna, se sentó en la barra sin decir ni una palabra más.

-Te ofrezco algo-. Le pregunté tomando el lugar de Andrea que por alguna extraña razón había dejado su puesto de trabajo.

-Solo dame un té inglés y esos pastelitos de fresas y crema batida-. Me respondió, en ningún momento me miró, estaba muy desconcertada sobre él, es una persona seria y distante, aunque quiero creer que no le agrado aun sigue apareciendo a todas partes que voy.

Solo asentí, estaba muy nerviosa, me sentía vigilada, su mirada es muy penetrante, estaba intentando ignorarlo, pero no podía, le entregue su pedido y seguí con mis tareas.

-¿De donde eres?-. Pregunto él asustandome.

-De… de la capital-. Tartamudee de los nervios.

-¿Por qué estás aquí?-. Siguió preguntando…

-Creo que a lo mismo qué tu, estudiar-. Siguió mirándome fijamente como si quisiera atravesarme con la mirada.

-Mmmm-. Solo emitió, pago y se fue sin más dejándome mas desconcertada de lo que ya estaba, que es esto una novela juvenil, por que me siento tan nerviosa, estaba tan agitada que necesitaba sentarme.

-¿Todo bien?-. Escuché decir a Oly quien había salido de la bodega.

-Si, que hora es, ya perdí la noción del tiempo-. Dije con una leve sonrisa falsa en mi rostro.

-Ya son las 9:00 pm, ¿Nos vamos? Estoy muerta-. Dijo ella, no había notado que ya llevaba su bolsa en su brazo.

-Dame un minuto-. Entre al cuarto de empleados y deje mi uniforme en el locker, salimos del lugar y nos dirigimos a nuestra casa.

Estaba agotada, me dolían los pies como si no hubiera un mañana, pero también era mi culpa por llevar esas botas, me tire en la cama mirando el techo de madera hasta que sin darme cuenta me quedé dormida…

***
Era una oscuridad total, no veía nada alrededor, mis pies me llevaban a un sendero desconocido, con cada paso se escuchaba el pequeño tintineo de los cascabeles que se encontraban amarrados a mis tobillos, a lo lejos, después de varios minutos de caminar vi una luz roja, pensando tal vez que era una salida a algún lugar, dejando atrás aquella oscuridad total.
Delante de mí apareció una puerta gigante de piedra negra, con tallados de una lengua extraña y piedras preciosas incrustadas en ella, empuje la puerta  sin nada de esfuerzo  sorprendiéndome por la facilidad.
Dentro de aquel lugar se encontraba un trono en medio de aquel amplio cuarto, hecho de piedra roja adornada con plumas de aves exóticas; lo mire detenidamente, sentía como me llamaba en susurros débiles,  camine mirando dos copas de oro con incrustaciones de piedras preciosas en cada esquina del trono, de ellas desprendía un denso humo blanco con un agradable olor a copal. Sin pensarlo más, caminé hacia él, sentí en mis pies la tierra húmeda desviando así la mirada hacia ellos, estaba descalza los cascabeles que escuchaba en aquel pasillo interminable estaban hechos de semillas secas y cuero, vestía una falda blanca de manta con aberturas en los costados y bordados florales y mi pecho se encontraba cubierto por la misma manta por todo mi cuerpo pasaban lineas de color rojo; mire todo el lugar, en las esquinas se encontraban antorchas que alumbraban dándole un tono rojizo al ambiente, con cada paso mi corazón palpitaba más rápido, al llegar sentí la textura de la piedra conociendo cada roce, sentía que ya había estado antes aquí, intenté recordar sin resultado alguno, a lo lejos escuchaba el sonido de los tambores que cada vez se hacían más cercanos, mi corazón parecía estar punto de estallar, el deseo de poder sentarme en él eran tan sofocante que termine cediendo, suspiré, dejando salir el aire que no sabía que contenía.

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⏰ Última actualización: Jun 13 ⏰

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El Llanto De La Reyna || [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora