Capitulo 2. Bienvenidas a la nada

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-Estoy exhausta, no puedo creer que hayamos tardado dos días de viaje, necesito tirarme a una cama-. Exclamó Oly estirando su cuerpo delante de la cafetería.-Son las diez, se supone que debería de llegar-. Entiendo la necesidad de orden de oly, eso la hace sentir cómoda, alivia su ansiedad, además que nosotras tenemos ya un plan en este lugar y para ella salirse de ese orden le causa mucho estrés.

-Tranquila, no debe de tardar, no te desesperes sabes que no todo puede salir como tu deseas-. Trate de apaciguar sus ansias, al final ella cumplió con llegar al día y tiempo necesario.

Me tiré sobre el cofre aún emanaba un agradable calor, para el sereno de la noche, los dioses decidieron regalarnos un cielo lleno de estrellas y la luna iluminaba con su gran esplendor.

-Hola hermosas-. Escuchamos la voz de una mujer de no más de cuarenta años de cabellera dorada y piel canela nos saludó entusiasmada.- Soy Melia, soy amiga de su mamá, van a estar bajo mis cuidados-. Dijo con mucha alegría abrazándonos.- Se que están cansadas así que las llevaré directamente a su nuevo hogar-. Para ser una la primera vez que nos conocemos es extrañamente confianzuda.

Mientras íbamos de camino me preguntaba si de alguna parte la conocía, su rostro es muy singular…

Yo me convencí de que viviríamos en un departamento, pero al llevar al lugar vi cabañas como si de un campamento se tratara y no cabañas pequeñas, eran casas grandes de madera de dos plantas, al entrar, Meliá me mostró mi habitación, es pequeña y acogedor con un agradable olor a sal y bloqueador solar, era perfecta, simple y acogedora con una agradable entrada de luz, tiré mis maletas y me acosté en la cómoda cama, aunque era cómoda, no se comparaba a mi antigua casa, creo que acostumbrarme será un reto.

Busqué mis audífonos y reproduje mi canción favorita de silvana estrada, estaba tan sumida en mis pensamientos y en la música que me di cuenta que oly se encontraba en mi cuarto gracias al peso de su cuerpo sobre el mío.

-¿Vamos al techo?-.  Escuché después de retirarme mis audífonos, con todo el esfuerzo que mi cuerpo me permitía me levanté de la cama con oly arrastrándome fuera del cuarto.

-Esto es maravilloso-. Suspire, enamorada viendo la hermosa vista nocturna del pueblo, llena de vida, las casa de un estilo coloquial pintoresco eran poco visible a lo lejos y la cabañas de madera eran iluminadas por los focos de aspecto rústico que daban una hermosa vista y en el cielo brillaba la luna más hermosa que hubiera visto en los últimos años con tonos naranjas, creo que nos estaba dando la bienvenida.

-Es hermoso verdad Xare  es nuestro nuevo hogar, nuestro inicio; Ahora somos tu y yo contra el mundo.- su mano se junto con la mía, aunque peleábamos todos los días, su calor me completaba era como si mi vida estuviera unida a la suya; Al final solo nos teníamos a nosotras dos, inseparables desde nacimiento, almas gemelas destinadas a estar unidas en esta vida y todas las siguientes.
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Hoy descanse como no lo había hecho en los últimos meses, la presión que sentía en mi cabeza había disminuido y me sentía más liviana, con más energía, me encontraba en mi habitación con  oly apachurrando mi oso de peluche, mimi desde que la tuve en mis manos hemos sido inseparables.

Me levanté al baño, que por cierto era compartido, me mire en el espejo,mi pijama era 3 veces más grande que yo y eso que soy una chica grande, tenía el cabello como un nido, las ojeras habían cesado un poco y mi estómago rugía como un León; me lave los dientes baje a la cocina a preparar algo de desayunar.

Puse música mientras hacía él desayuno, oly bajo las escaleras bostezando, aún tenía entrecerrados los ojos y arrastraba sus pies creando un ruido horroroso con sus ridículas pantuflas.

El Llanto De La Reyna || [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora