1. YOONGI

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La vida nos lleva por distintos caminos que talvez jamás pensamos recorrer. Mientras bajo un poco el cristal de la ventana para admirar el paisaje nocturno de la ciudad con sus luces, me relajo conduciendo a lenta velocidad mi coche.

Coloco mi codo izquierdo sobre la ventana y logro sentir el viento tocarme el rostro. Siempre me ha gustado conducir así; mano derecha en el volante mientras recargo mi mano izquierda sobre la ventana del coche. No me pregunten porqué, pero el ir tocando mi mentón mientras me desplazó por las calles de Seúl me hacen relajarme y olvidarme por un momento de todo.

Sonrío un poco al recordar cómo fue que terminé aquí, justo como estoy ahorita. Si hace algunos años alguien de mis amigos me hubiera dicho que terminaría así, no se lo creería.

Suspiro profundo y mi mente vuelve a "esa" noche. La noche en que, cansado y harto de la situación que vivía, salí fastidiado de mi hogar y me monté en mi taxi, dispuesto a conducir un rato durante la madrugada para bajar mi enojo.

Seúl, 2019, 9:42 PM.

-¡No tengo ropa Yoongi! ¡No tengo tenis, ni botas! ¡¿cómo diablos me van a tomar en cuenta en la agencia si no puedo dar una buena imagen!- gritaba molesto un joven pelinegro.

Yoongi, que se encontraba sentado en el sillón de dos plazas de su pequeña sala viendo el televisor, suspiró profundo antes de darle un sorbo a su lata de cerveza. Estaba cansado, apenas hacía media hora que había llegado de trabajar y solo quería relajarse un poco.

-¡¿Vas a responderme a caso?!- exigió de nuevo el joven que yacía molesto parado desde la puerta de la habitación que compartían.

Yoongi se recargó hacia delante con frustración para recargar sus codos sobre sus rodillas mientras seguía sosteniendo la lata sobre sus labios. Giró su cabeza para mirar al menor y recargó el costado de su frente sobre sus manos.

-Sigo trabajando en las canciones que te dije... ya casi est...

Escuchó como unos pasos se acercaban rápidamente y luego un manotazo dado por el pelinegro menor hizo salir volando la lata y derramar el poco líquido que le quedaba sobre la alfombra del salón.

-¡Estoy harto de escucharte decir lo mismo! ¡Vivimos al día con el dinero que la agencia me da por ser trainee! ¡pero no alcanza! ¡Nunca terminas nada! ¡¿Dónde quedó aquél rapero rudo y salvaje?! ¡¿dónde está el productor que me prometió canciones y hacerme un disco?! ¡No eres nada!!- gritaba en frustración el menor.

Yoongi se levantó intempestivamente molesto y manoteó para sacudir el líquido que le quedó en las manos. Dio unos pasos hasta lograr alcanzar la lata en la alfombra y la levantó.

-Tal vez si dejaras de gastar en cosas estúpidas el dinero rendiría el doble...- reviró el mayor en un tono sarcástico. -Comprar consolas de videojuegos, cambiar a cada rato de teléfono o comprar ropa de diseñador, no son cosas primordiales- rió con ironía.

-¡No me digas! ¡Pues talvez si vencieras tu miedo al rechazo y tu fobia social, ya hubieras audicionado! ¡Ya hubieras llevado tus demos a alguna agencia!! ¡Pero no! ¡Nunca están listas! ¿hasta cuándo dejarás de ser tan cobarde?!

El menor solo alcanzó a esquivar por poco la lata que casi le impacta en el rostro.

Yoongi respiraba agitado, su pecho subía y bajaba tratando de apaciguar la ira que amenazaba con hacerle estallar. Apretó los puños y desvió la mirada.

El chico frente de él seguía esperando alguna respuesta del mayor.

-Siempre es lo mismo...- dijo antes de darse media vuelta y entrar de nuevo a la habitación. Yoongi escuchó cómo revolvía algunas cosas y luego escuchó como tomó sus llaves y algo más. Le vió salir a paso rápido de la alcoba y casi arrollarle mientras le pasaba por un lado.

-¿A dónde vas?- le cuestionó Yoon antes de que el otro saliera por la puerta.

-Voy a ensayar.

-¿Otra vez? Son las 10:00 de la noche...

-¿Y?... yo si quiero ser alguien... quiero sobresalir...cueste lo que me cueste. - dijo antes de tomar la perilla de la puerta, girarla, salir y cerrarla de un portazo.

Yoongi miró al techo con desesperación. ¿Qué estaba pasando con su relación? ¿Qué pasaba con él mismo?

En un principio todo fue magia, comunicación y pasión entre los dos. ¿Y ahora? Vivían peleando a cada minuto.

Y mentiría si dijera que no sentía algo por el menor pelinegro. Había sido toda una odisea para él acercarse a él. Era un joven talentoso, vivaz, aguerrido y apuesto. Se conocieron en uno de los eventos a los que asistían en Hongdae, Yoongi se presentaba con su grupo de rap underground y el menor con su grupo de baile y canto. Actuaban sobre la calle con la esperanza de que un caza talentos les descubriera. En ése entonces Yoon era conocido como "Gloss", y al subir al escenario... literalmente brillaba. Causaba una euforia con su voz y sus letras.

Esto provocó que una noche al bajar del escenario se topara con el menor pelinegro, quien le miraba con admiración. Desde ése momento, el pelinegro ya no se le despegó y con el tiempo, comenzaron una relación. Ambos compartían su amor por la música, y a medida que convivían, Yoongi descubrió que el menor podría llegar lejos en el medio artístico, ya que poseía talentos inigualables.

Juntos comenzaron a asistir a audiciones, y el menor fue reclutado casi de forma inmediata.

Por el contrario, Yoongi fue rechazado un par de veces y otras tantas estafado con su material.

Las cosas le fueron desmotivando hasta que... un día ya no pudo escribir y componer más.

Recordar todo aquello le hizo gruñir desesperado. Su vida no era para nada como la había imaginado. El quería componer para grandes artistas más que cantar, pero quería expresar con sus letras lo que los demás se negaban a gritar. Su corazón se agitó ante la frustración. Comenzó a faltarle el aire, de nuevo esa maldita ansiedad. Se movilizó rápidamente hasta la credenzza de la entrada y tomó con coraje sus llaves y cartera.

Bajó por las escaleras del edificio hasta dar con el estacionamiento y ahí pudo verlo. Su vehículo, un Mazda 3 modelo 2004, plateado. El típico vehículo para una aplicación de servicio de transporte.

Subió a su coche quedándose unos segundos estático sobre el asiento del conductor. ¿Se estaba dando por vencido? ¿Era eso? ¿Se estaba resignando a terminar así?

Apenas aspiró profundo, su teléfono vibró alertándole de una notificación. Era la aplicación de servicio, tenía un pasajero esperando confirmación.

Yoongi gimió en resignación, había tenido un mal día, casi no tuvo servicios que atender y no había logrado la meta diaria, un dinero extra no caería mal. Así que, exhalando casi todo el aire de sus pulmones, elevó una comisura de sus labios, se colocó sus airpods, dio aceptar a la solicitud de servicio y encendió el vehículo.

-Bah... a lo que sigue...

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