Dedicatoria.

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Para esa pequeña versión mía que no paraba de soñar con historias, que tenía miedo y que guardaba la escritura como su mejor secreto. Por nunca haber dejado de soñar y por nunca dejar de intentarlo.

Y a todas esas personas que tienen cicatrices que les ha dejado la vida.

El chico de las cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora