Capitulo 2. Odio aquí

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Hazel

Me quería esconder en donde fuese hasta que llegara la dichosa hora de salida, que la campana suene y me salvará de este lugar. En cambio estoy sentado junto a la ventana en la penúltima fila del salón rodeado de chicos menores que yo . Suelto un largo suspiro y para mis adentros me quejo e insultó a mi yo de hace unos meses que decidió aceptar dos cosas, la primera lo que mis abuelos maternos me pidieron y la segunda es haber hablado y aceptar las condiciones estúpidas que me dio Jacob Lawrence. Pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos.

—¡SI! — el grito de una chica hace que salga de mis pensamientos, quejas y de la aburrida vista de la ventana y que todo el salón mire a la puerta,. Veo a Quinzel y a su grupo de amigos entrar por la puerta.

Entre esos amigos, el chico de los piercings que conocí en una fiesta del fin de semana pasado al que fui arrastrado por Quinzel porque según dijo:

Es necesario que socialices y convivas más con las personas Haz, eso no te va a hacer daño. Es más lo necesitas para hacer amistades útiles a futuro.

—Aja, claro. — había respondido en esa ocasión.

Lo unico que realmente agradezco de la bendita fiesta fue casi el final porque cierto chico con tatuajes, piercings y de cabello negro se hacerco a hablarme y a coquetarme estando borracho y debo admitir que si estuviéramos en otras circunstancias probablemente me acercaría y coquetearía más descaradamente de lo que lo hice en la fiesta para sacarlo de encima, al inicio porque después comence a disfrutar de su compañía hasta que me tuve que ir.

—Genial. — murmuró sin ganas, ella llega corriendo hacia mí y dando saltitos de felicidad — ¿Por qué tienes tanta energía y alegría? ¿Cuántos años tienes, cinco, seis?

—Noup, diecisiete y estoy feliz. — me contesta con una sonrisa ignorando mi insulto — ¡Vamos, sonríe! ¡Estamos compartiendo grado y salón de nuevo!

—Yupiiii —le respondió sin ánimos como en la entrada.

—No eres una persona mañanera, ¿verdad? — una voz masculina hizo que me fijará en el grupo de amigos que estaban delante de mí tomando asiento en los pupitres vacíos alrededor.

Lo reconocí en seguida, aun recuerdo su nombre, pero no lo voy a decir porque parece ser que no recuerda que me coqueteo o que me conoció el sábado.

—No. — dije a secas apoyando mis brazos en el pupitre — Y tanta alegría me hace sentir enfermo.

—Aww, que dulce eres Haz. — respondió Quinzel dandome palmadas en la cabeza como a un perrito.

—Quinn. — él chico de los piercings llamó a mi amiga, para quitarme su atención

Apoyo la cabeza en mis brazos escondiendo la sonrisa involuntaria que me salió, me parece divertido como el chico de piercings que me coqueteo, me hizo reír y sentir bien por las atenciones en la fiesta, del cual estoy casi seguro que es como yo, intimidé tanto a mi mejor amiga quien claramente muere por el. La voz de Blake era una de esas voces que encaja a la perfección con el cuerpo que tiene, al igual que todo lo que proyectaba intimidaba y te hacía algo imposible no verlo, incluso si él intentaba pasar desapercibido.

—¿Eh? ¿Si, Blake? — puedo notar su emoción por tener la atención de Blake

—Dejalo tranquilo. ¿Me puedo sentar junto a ti? — levantó la cabeza al oír la pregunta que se dirigía a mí, apuntando a mi derecha y miro a esos intensos ojos azules fríos — Prometo no ser ruidoso, yo tampoco soy una persona mañanera.

—Siempre y cuando cumplas con tu promesa — respondo dando una sonrisa ladina y coqueta. Y él me sonríe también y estoy casi seguro que me guiño un ojo pero nadie más parece notarlo como yo.

El chico de las cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora