Capítulo 20: ¿Hierba mala? Nunca muere

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¿Se acuerdan cuando les comenté que nunca me gano nada, pero sí las desgracias todos los días? Bueno, lo que me estaba pasando era una prueba de ello.

Después de un largo viaje en auto escuchando el pésimo monólogo del secretario de los Park, sobre ser el más dedicado de todos los trabajadores (sumado de algunos insultos hacia mi mejor amigo), parecíamos haber llegado al lugar donde daría mi último respiro.

Me encontraba atado a una silla de madera dentro de una casa grande y retirada, con una fachada que alguna vez pudo haber sido majestuosa, pero que ahora estaba desgastada por el paso del tiempo. Lo primero que pude percibir era la oscuridad que envolvía cada rincón.El aire era pesado, cargado con el olor a moho y a madera vieja, las telarañas adornaban las ventanas y los techos, colgando en los marcos de los cuadros y en las lámparas de araña que ya no emitían luz alguna.

Lo más inquietante de ese lugar eran las cabezas de animales disecados que adornaban las paredes. Ciervos, osos, y hasta un búfalo, todos con sus ojos vacíos y sus bocas abiertas en una expresión permanente, parecían seguirme con la mirada y decirme que yo sería el siguiente en estar ahí colgado.

Pero nada de eso importaba en comparación con el dolor en mi pecho, ya que corría el riesgo de que el último recuerdo que Heeseung tuviera de mí fuera esas palabras llenas de odio. Lo había dejado creyendo que lo despreciaba, cuando en realidad, solo sentía una mezcla desgarradora de amor y desesperación.

Podía recordar cada pequeño detalle de la carta que dejó en mi bolso y quería decirle como me hizo sentir leerla. Sin embargo, estrellarme con la noticia de su boda con Shin Yuna fue como una puñalada en el corazón. Por eso, me sentía en el derecho de enfrentarlo con toda la rabia que había acumulado, pero había excedido mis propios limites...

"Te odio, Lee Heeseung. Odio cómo actúas, cómo hablas, odio cómo eres"

En realidad, ahora al que odiaba era a mi mismo, por haberme permitido decir eso y dejar que la ira nublara mi juicio. Sabía que Heeseung estaba siendo obligado, me lo había dicho, pero yo no escuché, cegado por mi propio sufrimiento.

Él me quería dar todo su amor y todo lo que le di fue un 'adiós'.

¿Qué estaría haciendo ahora? ¿Se estaría casando con ella creyendo que yo lo odiaba? ¿O estaría buscándome, intentando salvarme, a pesar de lo cruel que fui?

La probabilidad de que ese fuera su último recuerdo mío era insoportable, más que el miedo a morir.

- Heeseung, perdóname - murmuré con la voz rota en la inmensa oscuridad - Yo no te odio y nunca lo hice.

Mis palabras se perdieron en el vacío, sin nadie que las escuchara.

Al rato, los pensamientos desgastantes fueron interrumpidos por Jay entrando a la habitación donde me tenía aprisionado con una cara de complacencia.

- No temas, Riki vendrá por tí - dijo Jay sentándose frente a mi - Y yo me encargaré de él.

- Hablas como si pudieras contra Nishimura - respondí con un gesto aburrido.

- Eso ya lo veremos, por ahora juguemos a las entrevistas - suspiró cansado - Cuéntame, ¿dónde vive Ni-ki?

- ¿Qué es un Ni-ki? - cuestioné hilarante.

- ¿Te crees chistoso? - se acercó a mi rostro - ¿No puedes ser maduro ni en un momento así?

- No, pero ahora me toca preguntar a mí - fingí estar pensando en que decir - ¿Ustedes mataron a Bae Joohyun?

- ¿De qué estas hablando? - sacó sus dotes de actuación - Hace años no sé de ella.

- Entonces, ¿por qué tus horribles gafas estaban en su apartamento? - cuestioné con molestia - Hasta para ser asesino debes tener un mínimo de intelecto, pero, supongo que no sabes de eso.

Steal a Heart ; Ni-ki & SunKiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora