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Esa tarde calurosa era perfecta

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Esa tarde calurosa era perfecta. El sol estaba presente, pero sin ser asfixiante. Podías sentarte en el césped y quedarte durante largos minutos bajo su luz para cargar energías. Una suave brisa corría, tan sutil que casi era pasada desaparecida. Era de esas tardes veraniegas que cualquier persona disfrutaría, una tarde que te hacía sentir feliz, te hacía sentir emocionado.

Una tarde que todo el mundo amaba, menos Kwak JiSeok.

JiSeok pateaba con fuerza cada balón de fútbol que tenía frente a él. Eran pasadas las 18:00 horas y el sol comenzaba levemente a esconderse, pero aún dejando sentir su calidez y fuerza. El partido de fútbol había terminado hace aproximadamente una hora, pero JiSeok se negaba a salir de la cancha.

Oh SeungMin, uno de sus mejores amigos, solo podía hacerle compañía mientras estaba bajo el arco, atajando cada pelotazo que era enviado en su dirección sin el mínimo de piedad. Con cada golpe, sus manos ardían más. De por sí traía el cansancio de ser portero en el partido anterior, porque esa era su posición. Pero estaba agotado, quería darse una ducha e ir a tomar un helado o tal vez a comer algo. Sin embargo, ahí estaba, soportando la descarga de JiSeok.

Goo Gunil tampoco los había dejado solos. Estaba a un costado del arco, viendo preocupado la forma en la que SeungMin agitaba sus manos bruscamente y se quejaba con cada golpe, de a momentos acercándose a asegurarse de que estuviera bien. Pero, en uno de esos acercamientos, la pelota rozó su cabeza, asustándose. Él no jugaba al fútbol como sus amigos, pero le gustaba verlo y por eso los acompañaba a cada partido que tenían.

Estuvieron tal vez quince minutos más de esa forma, hasta que por fin JiSeok gastó todas sus energías y se dejó caer boca arriba sobre el césped sintético, con la respiración tan dificultosa que el aire no cabía en su cuerpo, por más que su pecho pareciera a punto de explotar en cualquier momento, el sudor seguía cayendo por su frente y su pelo estaba demasiado mojado por ello. SeungMin se acercó a él y dejó caer de lleno en su rostro su par de guantes para recostarse. JiSeok hubiera reaccionado, pero por fin su cuerpo había comenzado a doler y no podía si quiera moverse los labios para insultarlo. Gunil se recostó junto a ellos de igual forma, aunque no se sentía cansado en lo absoluto.

Los tres, de la manera en que se habían acomodado, formaban una estrella. El silencio rápidamente se adueñó del ambiente, entrando en un estado de paz que era realmente necesario, o de lo contrario, JiSeok colapsaría.

El verano había llegado hace aproximadamente un mes, y con ellos, los torneos de fútbol. Sus días consistían en asistir a los entrenamientos y cada fin de semana enfrentarse algún equipo local. Aunque esos torneos de verano solo eran una práctica para el torneo nacional, realmente detestaba el hecho de que su equipo fuera tan malo. Le enfurecía que, a pesar de ser el capitán, nadie siguiera sus instrucciones ni lo tomaran en serio.

―No nos fue tan mal ―SeungMin rompió el silencio―, solo perdimos 2-0.

―Sí, pero porque eres un buen arquero ―bufó―. Pero la defensa que tenemos es tan asquerosa, que ellos mismos le entregaban la pelota al otro equipo. ¡Y son tan imbéciles que incluso patearon en contra!

𝗟𝗼𝘃𝗨 𝗔𝗽𝗽  - [ɢᴀᴏɴ x ᴊᴜɴɢsᴜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora