La Boda.

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Caminé hacia la mesa de los novios tomada del brazo de mi guapísimo novio, ese hombre al que todas las chicas volteaban a ver por obvias razones, y del que yo estaba orgullosa de acompañar esa noche.

-¡Felicidades, Ha ni~ah!! - exclamé emocionadamente extendiendo mis brazos hacia mi mejor amiga, quien estaba sentada al lado del hombre con el que hacía una hora se había casado y habia jurado amor eterno. - No puedo creer que ya estés casada - Dije ayudándola a levantar y abrazandola fuerte entre mis brazos.

-Yo tampoco, pero mira... Muchas gracias, Yenn. - Dijo apartandome un poco para verme al rostro.

-Eres la novia más bonita que he visto. - Dije haciendo drama y actuando el llanto, para despues soltar una carcajada que mi amiga acompañó. - Ya, en serio... Si te vez hermosa.

-Gracias. - Sonrió. - Pero dime, ¿cuándo sigues tú?

-¡¡Ha ni!!!, esas preguntas no se hacen... - dije volteando a ver de reojo a mi novio quien solo sonrió y negó con la cabeza.

-Lo que pasa es que ella no quiere casarse. - Dijo él.

-Que extrema eres, Yen... Claro que tienes que casarte. Es más, te aventaré el ramo a ti, lo tienes que atrapar.

-Esas cosas son inventos, Ha ni, deja las bobadas.

-Bueno bueno... ¿Bailas conmigo? - Preguntó cambiando el tema drásticamente.

-Por supuesto. - Dije.

Tomé su mano y la llevé al centro de la pista, abriendo así el baile. Por lo regular debían ser el papá y la hija, pero Ha ni no tenía un padre, y en ese caso debían abrir los novios, pero para ser sincera, era mejor si lo abría conmigo.

Bailando al centro de la pista, una canción lenta y sonriendonos mutuamente, sabíamos que ese era su momento más feliz, compartíamos el pensamiento de que el amor de su vida era el Hombre que para la siguiente canción me pediría su mano.

- ¿De verdad no piensas casarte? - Preguntó cuando se acercó para acomodar su cabeza en mi hombro.

-Es que Jungkook...  No creo que sea el tipo de chico que se casa... No me veo con él... ¿Sabes?, él y yo somos fuego, no podemos estar cerca del otro sin querer... Ya sabes... ¿¿Pero casarnos??....

-¿Estás diciendo que no lo amas?

-No te confundas... Yo lo amo, es un chico tierno, guapo, es encantador, tiene un cuerpo increíble, es inteligete, talentoso, trabajador, etc... Pero no lo se... El...

-¿Él no es Hoseok? - Preguntó cerca de mi oído.

En ese momento sentí un escalofrío, hacía tanto que no escuchaba su nombre. Hoseok. Jung Hoseok. El hombre que podía arreglar mi vida y destruirla en solo segundos. Ha ni estaba en lo correcto.
Si bien Jungkook y yo eramos fuego, se trataba de una simple llamarada, mientras que con Hoseok... Eramos el sol completo...

-Si... - Acepté con cierto fastidio, dolor y resignación. - Pero eso no puede ser. Él decidió otro camino lejos de mí.

-¿Y si te dijera que él está aquí esta noche?

En ese preciso momento me congelé. Paré de bailar y me aparté de Ha ni para verla, decía la verdad. Su rostro estaba confundido, parecía querer sonreir, pero aprecia tener miedo de hacerlo.

-¿De qué hablas?

-Lo invité a la boda y vino.

-Pero él estaba...

-Regresó. - dijo, y en ese momento su esposo, Seokjin, un hombre alto y de una sonrisa encantadora se acercó a amenizar el ambiente que habíamos formado.

-Es mi turno de bailar con esta hermosa dama. - Me dijo pidiendome la mano de su ahora esposa.

Él sabía todo, y sabía que en el momento en el que Ha ni me dijera, me congelaría. Lo planearon.

Le entregué a su novia y voltee para salir de la pista, pero apenas di dos pasos y lo noté entre la gente. Llevaba en cabello negro, lacio y y su traje también era negro.

Apenas y sonrió, me dedicó aquella mirada angelical y pacífica que solo él podía lograr. Esa que me decía que todo estaba bien. Pero no. No estaba bien.

Por ese pequeño momento olvidé como respirar. Mi corazón dejó de latir y comencé a voltear a todos lados. Necesitaba salir de ahí o iba a colapsar en mi ataque de ansiedad. Voltee a ver a Ha ni y me veía confundida, preocupada, y yo solo le sonreí para salir por otro lugar en dirección contraria a donde estaba él.

Caminé a toda prisa esquivando personas y dirigiendome directamente al sanitario. Refrescarme sería lo mejor, pero un enorme chico se puso enfrente de mí.

-Jungook... Me asustaste... - Dije sobresaltandome frente a él.

-¿Estás bien, linda? Te vez pálida.

-Estoy teniendo un ataque de ansiedad... - Dije sincera.

-¿Quieres que te abrace? - Preguntó extendiendo sus brazos hacia mí. Yo solo asentí con la cabeza y me dejé envolver en sus fuertes brazos, me fundí en su fornido pecho y traté de embriagarme de su olor. Jungkook se había convertido en mi lugar seguro, y mientras sus brazos me apretaban, yo sentía el alivio, mi corazón latía de nuevo en normalidad, mi respiración regresaba a profundizar y llenar mis pulmones. Ahora si estaba todo bien.

Me quedé un rato entre sus brazos, Jungkook era un hombre tierno, así que no tardó en comenzar a llenar de besos mi cabeza y mi frente, me cantaba bajo una melodía para que escuchara su voz en su pecho y no dejaba de abrazarme como sabía que funcionaba.

-Ya está todo bien, linda... - Dijo cerca de mi oído con su bonita voz dorada.

-Sí. - Dije volteando a ver sus bonitos ojos enormes y su sonrisa tranquila. Besé en un pico sus labios, me correspondió y me quedé ahí unos segundos. Él de verdad podía calmarme el corazón. - Necesito ir al baño. - Dije después de unos segundos.

Necesitaba refrescarme, tomarme un momento a solas y respirar, así que Jungkook me dejó ir.

Entrando al baño me miré al espejo, estaba echa un desastre, el cabello se me había frizzeado un poco y los parpados se me veían un poco rojos.

Me senté sobre el lavabo y me relajé ahí por unos minutos mientras recordaba una y ltra vez que fuera de esa puerta, en algún lugar de la fiesta, el hombre al que alguna vez amé se encontraba tal vez bailando, sonriendo, siendo él mismo.

-No te puedes quedar aquí toda la noche. - Me dije a mí misma. - Tú no tienes la culpa... Él se fue cuando más lo amabas... En todo caso él tampoco tiene la culpa... Pero... ¡AAAAA! - Me di unas palmadas en las mejillas. - No pasa nada... Él es solo una persona más. Eso es...

Me levanté del lavabo. Me revisé el vestido, acomodé mis tirantes, mi collar, me acomodé los cabellos y entonces salí del lugar.

"No debí salir" - pensé.

Frente a mí, recargado en la pared estaba él.

Frente a mí, recargado en la pared estaba él

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