El delantal y el pañuelo en su cabeza, habían sido arrojados en algún momento de su frenética carrera. Corría tan rápido como podía, sabiendo que si por un descuido resbalaba, con seguridad se lastimaría. Pero no le importaba, pues más daño ocasionaba a su corazón el seguir separado de su querido marino.
Al llegar al puerto, vio cómo la tripulación del Monarca descendía de la imponente nave con miradas que oscilaban entre el cansancio por el viaje y la satisfacción de haber vuelto a casa. Usualmente, Jungkook era muy educado y saludaba con amabilidad a sus amigos y conocidos. Pero ese día no podía prestar su atención a nada que no fuera encontrar al dueño de sus pensamientos entre toda aquella gente.
Entonces lo vio. No importando la gran distancia que aún los separaba o las diferencias físicas de su persona luego de varios meses separados, Jungkook siempre reconocería a su Tae.
Se abrió paso entre la gente, apresurandose con desesperación cuando notó como el otro también se esforzaba por llegar a él. Cuando estaba a un par de pasos de llegar a su amado, sus piernas se debilitaron y a tiempo fue sujetado por esos brazos que tanto había extrañado. El hombre lo sujetaba con esa reconfortante mezcla de protección y posesión que lo dejaba temblando. Jungkook llevó sus manos a hacer un recorrido desde los brazos hasta la nuca, no siendo soltado en ningún momento por el otro.
—Mi precioso amor, ya estoy contigo.
Su ronca voz, a la que había llorado tanto por desearla volver a escuchar, le arrancó un suspiro. Jungkook tomó su rostro tan varonil y atractivo, aún sin poder decir una sola palabra. Solo podía tocarlo. Sabía bien que no era el lugar, pero estaba demasiado necesitado de sentir aquella piel que no podía pensar en el decoro.
Sabía que para el otro no era muy diferente, pues podía sentir las ásperas palmas que recorrían sus caderas y espalda mientras lo repegaba más al otro cuerpo.
—Mi Jungkook.
—Llévame a casa.
Esa petición dicha en susurros fue lo único que dijo antes de ser llevado en brazos todo el camino a casa. Adormecido por el aroma de Tae, Jungkook solo fue capaz de levantarse del ancho pecho en el que reposaba su cabeza cuando cayó en cuenta de lo que estaba por pasar.
Al llegar al umbral de la entrada de su cabaña, Tae lo bajó. El marino dejó su maleta a un lado antes de arrodillarse ante Jungkook, poniendo a sus pies una pesada bolsa de cuero que traía sus ganancias luego de un largo servicio en el mar. El bello catalán se inclinó con gracia a recoger la bolsa, sus manos temblaban por la incredulidad de lo que estaba ocurriendo. Según las costumbres de su pueblo, aquel era el ritual para que un hombre pudiera tomar por suyo a un doncel o doncella. Una vez Jungkook lo dejara pasar, se convertirían en esposos.
Tae se puso de pie, lo miraba como desesperado por volver a tenerlo en sus brazos, pero parecía que quería decirle algo importante.
—Jungkook, vida mía, seré nombrado capitán del Monarca. Ya no seré solo un simple marino, y podré darte todo lo que mereces, mi bello amor.
—Aún si no tuvieras nada, yo seguiría queriendo ser tuyo.
Y con eso dicho, Jungkook lo instó a pasar. La corriente de excitación los acompañó en cada paso que les llevó entrar a la privacidad de su hogar, y aunque ambos se morían por entregarse al otro, sabían que ahora disponían del tiempo para llevar todo con calma.
El doncel sirvió la comida que había preparado hacía ya unas horas, contento con que después de tanto tiempo pudieran compartir la mesa juntos. Tuvo que regañar cariñosamente a Tae en varias ocasiones, pues este parecía estar más interesado en acariciar sus mejillas que en comer. Luego, los dos prepararon una ducha caliente, que Tae se negó a tomar para ceder a su esposo, alegando que él se bañaría en el lago. Jungkook accedió sabiendo que su amado le estaba dando privacidad y tiempo para prepararse antes de la consumación de su unión.
El agua caliente relajo sus músculos, y al salir de la tina usó un aceite de especias fragantes que Tae le había traído de su viaje. Sacó también de debajo de su cama un baúl no muy grande, donde guardaba su ajuar de bodas. El fino camisón blanco le amoldaba bien sus curvas, y siendo atrevido, decidió no usar más que eso para cubrir su cuerpo. Peinó su espeso y brillante cabello negro, y se sentó en medio de la cama para esperar por su esposo.
Su espera ahora era recompensada, pues sabía que aquella sería la última espera que existiría para ser completa y únicamente del hombre al que amaba.
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𝙄 𝙒𝙖𝙣𝙩 𝙔𝙤𝙪 𝙏𝙤 𝙏𝙝𝙚 𝘽𝙤𝙣𝙚. Taekook ꒰vol.1꒱
Romance. . . ۪ ꒰͡ ୨ฺ۟୧ ͡꒱ ۪ . . . Jungkook, un bello doncel, espera a su amado Tae, un marino que había embarcado en un largo y peligroso viaje. La pasión contenida durante su separación se desata en una ola de amor y deseo, llevándolos a entregars...