🪻Iɳʋҽɾɳαԃҽɾσ ԃҽ Lʅυʋια🪻
Rҽϝʅҽƈƚισɳʂ - The Neighbourhood♬
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Historia propia, escrita por mí.
Habrá cameos de otros grupo...
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The Dancer and her Vigilant
— Van a castigarme por esto...
Su mano tomaba fuertemente el suéter del pelirrojo, quien prácticamente la arrastraba con él. Empezaron a salir de la habitación de la chica, caminando por el gran pasillo lleno de más habitaciones correspondientes a los demás residentes.
— Eso no pasará. — Ej le dijo confiado. — Pero hay cámaras. — Ambos bajaron unas lujosas escaleras que dieron vista a muchas más habitaciones. — Da igual, si pasa algo yo te defiendo.
Maiyoung prefirió no protestar, tenía que seguir las órdenes de su vigilante.
Sin importar a donde mirara, todo lo que veía eran lo mismo: Habitaciones, pasillos, escaleras y una gran cantidad de objetos de oro y plata, cosas realmente caras.
Era tan distinto a lo que normalmente veía que le provocaba ansiedad estar fuera de su sección.
Siguieron su camino hasta llegar hasta la habitación con el número "378" grabado en la puerta.
— Bienvenida a mi habita- — El chico volteó en dirección a la entrada dándose cuenta de la presencia de un hombre registrando sus cosas. — ¿Qué es lo que hace?
El hombre se asustó por la repentina voz, pero se llenó de molestia al ver a la muchacha.
Muchacha que siempre debía estar en su área.
— No tienes derecho a preguntar, mas bien, no tienes derecho a sacar a esa cosa de su sección. — dijo refiriéndose a Maiyoung.
— Tengo todo el derecho a preguntar, esta es mi habitación, hay una Ley aquí que dice que pueden castigarte por esto y a ella la respetas, no es un objeto.
El hombre rió alto, los empujó a ambos para salir e ir directo con la superiora.
— Hasta aquí llegué. — La pelinegra se sentó en el piso, jalando al pelirrojo debido a que no soltó su suéter. — Estarás bien. — Acarició levemente la cabeza de Maiyoung en un intento por quitarle el miedo.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?
— Yo deseo que sea así. — Ej caminó hasta un estante, lo que hizo que Maiyoung se levantara ya que no quería soltarlo. — ¿Qué es eso?
Algo como un cuchillo gigante se situaba en las manos del chico, incluso tenía una funda para guardarse.
— Es una katana, un arma peligrosa así que te recomiendo no acércate mucho. — La chica observó el arma con curiosidad. — ¿Vas a "defenderme" con eso?
