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Una cita

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- ¿De verdad ves tanto a mi pequeña como tu hija que tú cuerpo respondió a ello? - Changbin tragó saliva como por cuarta vez, sentía su garganta muy seca.

Asintió despacio ante la pregunta del rubio, estaban ahora sentados en el comedor de la casa de Christopher, Yejun jugaba en el suelo con unos juguetes. Mientras que ellos estaban hablando de lo que les habían dicho en el hospital. Ahora Changbin era la madre, no biológica, pero seguía siendo la madre de Yejun, una parte de Changbin estaba contento con eso, pero su parte racional le gritaba.

¡No había tenido ni una cita con Christopher y ya había llegado reclamando su lugar en su pequeña familia!.

Si su vida fuera una película como se llamaría, ¿Madre por accidente?, sonaba justo como le acababa de suceder.

- ¿Qué harías si te dijera que me mudare a otro país y me llevaré a Yejun conmigo? - El aire en sus pulmones se detuvo por completo.

Miró al alfa con algo de miedo, estaba serio y con los brazos cruzados sobre su pecho. No podía, Christopher no podía hacerle eso, era su pequeña, no podía quitársela.

- ¡Te lo prohíbo, no puedes llevarte a Yejun lejos de mi! - No supo en que momento se había levantado de su puesto, golpeando la mesa con sus manos y mostraba sus pequeños colmillos a la defensiva.

- ¿Baba? - Yejun dejó lo que estaba haciendo para mirar a los mayores, podía sentir el aire de molestia que tenía, daba algo de miedo verlo molesto, eso nunca sucedía.

Christopher, por su parte, solo sonrió, confundiéndolo más.

- Tanto la quieres, ¿eh?, ¿Dónde estuvisteis antes? Si te hubiera encontrado quizás mi bichito no hubiera sufrido tanto - Changbin se sintió avergonzado, muy avergonzado, y una parte suya molesta, Christopher le había hecho una prueba.

- Yo la quiero, no pienses en alejarla de mí - Habia formado un lazo con Yejun, si los separaban ambos iban a sufrir bastante. Christopher solo le sonrió. Una sonrisa tranquila y leve.

- No lo haré Binnie, y tú ya no podrás escapar de mí tampoco, no te dejaré ir - Changbin se sonrojó ante esa declaración, supo leer entre líneas. Una mano pequeña jaló su ropa y miró hacia bajo, Yejun quería subirse a su regazo.

El Omega alzó con cuidado a la pequeña, la sentó en sus piernas y ella giró rápidamente a sus pechos tocando allí, ya era su hora de comer, y desde que empezó a lactar no había tocado sus biberones.

Se alzó la camisa acomodando a la pequeña para que pudiera comer tranquila, Yejun ronroneó complacida mientras succionaba su pezón con ganas.

Changbin sintió como el aroma del alfa rubio se volvía pesado, cargado con un poco de excitación, su boca se hizo agua al olerlo de esa manera. Alzó el rostro para ver al rubio, sus ojos ámbar eran intensos sobre él, y no se despegaban de sus pechos.

Tragó saliva sintiendo su rostro arder, más que rojo que un tomate maduro. Sabía, en sus estudios sobre los cachorros aprendía de todo ese tipo de cosas, que no era un secreto que a los alfas les encantaba la leche materna que daban los Omegas.

°•✦¿𝑴𝒂𝒎𝒂́?✦•° 《ℂ𝕙𝕒𝕟ℂ𝕙𝕒𝕟𝕘》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora