Holaaaa, quiero aclarar que sé que el dueño de la bresh es Louta, jajaj, pero imaginemos que en esta historia no lo es, y también, quiero comunicarles que esta historia va a ser en un narrador, no va tener la perspectiva de sus personajes, si les gustaría otro de Louta pero narrado por ellos díganmelo 😁, ahora sin más, disfruten :)
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✺ 𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚘𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎 ✺
Jaime era un joven actor y cantante de 24 años, cuya carrera comenzaba a despegar tras el éxito de la última película en la cual participó.
Era un viernes por la noche en Buenos Aires, y junto a sus amigos y compañeros de reparto, decidió asistir a la Bresh, la famosa fiesta en la que veías a jóvenes con ganas de divertirse y bailar hasta el amanecer.
El grupo de amigos estaba compuesto por Paula, una actriz carismática y divertida; Lucas, otro de los actores de la película, siempre atento a los detalles; Juani, un actor con un estilo único y risa contagiosa.
La música resonaba y las luces de colores llenaban el ambiente, creando un aura mágica que invitaba a perderse en el ritmo.
Candela, una joven de 22 años, había llegado a la Bresh con sus amigas para celebrar su cumpleaños. Con su cabello largo y negro, y una sonrisa que iluminaba la noche, Candela tenía un aire de misterio y alegría que atraía miradas. Era fanática del cine y soñaba con algún día trabajar en la industria.
El destino quiso que en medio de la pista de baile, Jaime y Candela se encontraran. Un pequeño empujón accidental hizo que sus miradas se cruzaran. Candela reconoció inmediatamente al actor de la película que tanto le había gustado, pero trató de no mostrar su sorpresa.
—Perdón, no te vi —dijo Jaime, ayudándola a recuperar el equilibrio.
—No te preocupes, puede pasar —respondió Candela, sonriendo.
La música seguía sonando, y en ese instante comenzó a sonar una canción que ambos amaban. Sin pensarlo, empezaron a bailar juntos, dejándose llevar por el momento. La conexión fue instantánea, y las palabras fluyeron con naturalidad. Jaime, intrigado por la energía de Candela, sintió una chispa especial.
—Sos Candela, ¿no? —preguntó Jaime, después haberse presentado el.
—Sí, ¿cómo sabes? —respondió ella, sorprendida.
—Escuché a tus amigas llamarte así —dijo él, señalando al grupo de chicas que miraban curiosas desde lejos.
Mientras bailaban y reían, Paula, Lucas y Juani notaron la química entre Jaime y Candela. Decidieron unirse a ellos, presentándose y compartiendo historias del rodaje. Candela se sintió rápidamente integrada al grupo, disfrutando de la conversación y el ambiente festivo.
La noche avanzó y, entre bailes y charlas, Jaime y Candela descubrieron que tenían varios intereses comunes. Hablaron de cine, música, y sueños por realizar. Cuando la fiesta comenzó a apagarse y las luces se atenuaron, Jaime sintió que no quería que esa noche terminara.
—Me gustó conocerte, Candela. ¿Te gustaría que nos viéramos otra vez? —preguntó Jaime con una sonrisa esperanzada.
Candela, sintiendo la misma conexión, asintió sin dudar. —Si, me encantaría.
Intercambiaron números antes de despedirse, con la promesa de un próximo encuentro. Mientras salían de la fiesta, cada uno por su lado, ambos sentían que algo especial había comenzado esa noche.
En los días que siguieron, Jaime y Candela continuaron viéndose. Pasearon por las calles de Buenos Aires, disfrutaron de cenas y se contaron sus sueños y esperanzas. Lo que comenzó como un encuentro casual en la Bresh se transformó en una historia de amor, llena de complicidad y alegría.
Así, en una fiesta llena de luces y música, dos almas desconocidas se encontraron y comenzaron a escribir su propia película romántica, demostrando que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
