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LO EXTRAÑO que Armin notó posterior a la confesión que le hizo Venus fue el hecho de que no volvió a mencionar nada al respecto. Nada, ni una sola palabra; tampoco volvió a parlotear sobre sus vidas pasadas o actuar de manera extraña. Para él, a quien ya se le había hecho casi una rutina verla y escucharla ser rara, le resultó de cierta manera desconcertante verla ser... normal. No era natural en ella.
— Voy a llevar a Charles a la playa. ¿Vienes?
— Es Charles Quinto. — corrigió, viéndola sostener la incubadora en sus manos. Notó por la manera en que estaba vestida con un vestido ligero junto a un sombrero grande y en su hombro llevaba una bolsa que iba a salir aunque fuera sin él y que tampoco tenía planes de esperar mucho. Igual, a pesar de la actitud inusual de Venus, él no tenía nada en contra de la playa, ni del lagarto. — Sí voy a ir.
Ella asintió sin decir nada más, caminando afuera junto a él y cerrando la puerta de su casa una vez en el exterior. La caminata, como siempre, fue breve, y llegaron a la playa sin haberse dicho ni una sola palabra en el camino. Era algo tarde ya, por lo que Armin calculaba que el sol se pondría pronto, pero aún podrían quedar una o dos horas de sol antes del atardecer.
Estando ya parados en la arena, no se acercaron al mar, sino que se quedaron de pie viéndolo de lejos. Armin se preguntó si era solo él o si el silencio se estaba poniendo incómodo, pero tampoco sabía qué decir. Estaba comenzando a arrepentirse de no haberse ido a su casa cuando tuvo la oportunidad.
— ¿Cuánto falta para que nazca? — se decidió a preguntar eso, señalando brevemente al huevo en la incubadora.
— Menos de un mes; creo que alrededor de dos semanas más como máximo...
— Entonces llevamos más de un mes de conocernos también. — calculó, aunque eso no tenía mucho que ver. — ¿Qué hacemos cuando nazca?
— Si nace y está en tu casa me mandas una foto.
— No me refiero a eso.
— Pues lo seguimos cuidando, ¿no?
— Bueno... sí. — se resignó por un momento. Quizás era solo él, pero después de la última conversación que tuvieron no podía evitar sentirse incómodo estando cerca de Venus. Antes le hacía preguntas con más facilidad pero ahora le costaba devolverle el "hola". Necesitaba dejar de pensarlo tanto. — ¿Por qué decidiste traerlo a la playa? — preguntó, señalando de nuevo al huevo de reptil.
— Pensé que sería bueno; Charles nunca ha visto el mar y quería mostrárselo. En una de mis vidas, tuve una hija, pero su padre era un maldito y la tenía encerrada en su habitación las 24 horas del día. Hice todo lo que pude para sacarla de ahí, pero no logré hacer mucho en contra de su padre que me mató a golpes. Estaba pensando en eso y decidí sacar a Lorenzo de la casa y mostrarle el exterior. — hizo una pausa, de pronto dándose cuenta de algo. — Ah, se supone que ahora no estoy mencionando mis vidas pasadas.
