II: ¿Quién te gusta?

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Lori, una chica de 16 años con un estilo excéntrico y una actitud despreocupada, se dirigía a la escuela con una serenidad desconcertante, a pesar de que ya iba tarde. "Si ya voy tarde, no hay nada que hacer más que llegar; y si llego temprano, mejor", pensaba. Lori había decidido que las pequeñas preocupaciones no valían la pena. La frustración y el fastidio eran para los adultos amargados que nunca aprendieron a relajarse.

Había salido de casa a las 6:10 de la mañana, pero el tráfico la retrasó. "No vale la pena pelear con el mundo", pensó resignada.

Al llegar a la escuela, Lori se detuvo en una tienda cercana para disfrutar de un capuchino, era uno de esos lugares chinos que preparaban bebidas con ingredientes sospechosos, pero que a ella le encantaban.

Mientras esperaba, vio a Micaela, una compañera de curso, que también parecía ir tarde. Micaela había sido amigable por chat, pero había desaparecido repentinamente, faltando a la escuela y distanciándose de todos.

"No éramos tan cercanas como para que me contara qué sucedía, pero a veces iba y le preguntaba cómo estaba, le pasaba las tareas para que no se atrasara y la incluía cuando se quedaba sin equipo", pensaba mientras la veía pasar.

Sumida en sus pensamientos, Lori cruzó miradas con Micaela. Se sobresaltó al ver que le sonreía y se acercaba. Lori sintió un pánico repentino y quiso irse. Rápidamente pagó el café y se dio vuelta para irse, pero Micaela apareció frente a ella con una sonrisa alegre.

-¿Cómo estás? -exclamó Micaela, su entusiasmo era irritante de escuchar a primera hora de la mañana en pleno lunes.

-Eh, bien... ¿Y tú? -respondió Lori, intentando sonar natural mientras comenzaban a caminar hacia la entrada.

-¡Estoy feliz de verte! -dijo Micaela, tomándola del brazo y llevándola al salón.

Lori, a pesar de su deseo de escapar, se dejó arrastrar por la efusiva Micaela se dejó convencer de sentarse detrás de ella.

Durante el receso, Micaela la arrastro a la cafetería. Lori se despidió rápidamente de sus amigas con una seña, señalando que Micaela estaba "loquita" pues no encontraba otra forma de describirla.

Mientras caminaban por la cancha, Micaela se fijó en un chico alto y atlético que hablaba con una chica.

-Mira, ese es Leonardo -dijo Micaela, señalando al chico-. Vamos a saludarlo.

Se acercaron y Micaela comenzó a hablar con Leo mientras Lori observaba. De cerca, Leo tenía un estilo "Dark" o "aesthetic". Lori lo encontraba intrigante pero no exactamente atractivo.

Cuando Micaela iba a presentarla, la chica que estaba con Leo interrumpió.

-Eres Lori, ¿verdad? -dijo Vale-. Amiga de Fer.

-sí -respondió Lori, mirando a Micaela-. Ya los conocía.

Antes de que pudiera decir algo más, Leo y Vale se despidieron y se fueron. Micaela y Lori continuaron hasta las canchas de césped y se sentaron en una banca.

-¿De dónde conoces a Leo y Vale? -preguntó Micaela, tratando de romper el hielo.

-Son amigos de una amiga, Fer. La conocí en administración. -Lori tomó un sorbo de su jugo.

-¿Y quién es Fer? -volvió a preguntar Micaela.

-Es de administración, somos amigas desde secundaria.

-¿Ah, y por qué te interesa? -dijo Micaela, acercándole unas fresas con crema-. Come.

Lori se sintió incómoda, aún no conocía bien a Micaela y le sorprendía lo amigable que era. Mientras intentaba pensar en algo que decir, Micaela cambió de tema.

Al ritmo de los perdedores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora