III: Viejos amores

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La cabeza de Lori daba vueltas. La imagen de aquel chico que acababa de ver la perseguía como un eco persistente. ¿Realmente había sido él o solo alguien con un parecido inquietante?

Las personas cambian, pero sus rostros suelen mantenerse familiares, su mente no dejaba de atormentarla con la posibilidad de que fuera él. "De cualquier manera, ni siquiera me miro", pensó para sí misma mientras intentaba calmar sus nervios.

Lo pensaré de nuevo más tarde.

Se puso los audífonos, escucho la música, buscando refugio en las melodías mientras esperaba el autobús. Normalmente, la parada estaba llena de estudiantes bulliciosos, pero a esa hora, solo estaba ella y el silencio envolvía el ambiente.

Estaba por subir al autobús cuando alguien gritó desde lejos.

-¡Lori, espérame!

Era Fer, corriendo con su energía contagiosa y una sonrisa amplia. Subió al autobús y se sentó al lado de Lori, que la recibió con una mezcla de alivio y sorpresa.

-¿Cómo has estado, Lori? -le dijo mientras se retocaba el labial.

-Bien... No hay mucho qué decir, realmente -contestó con timidez.

Volteó a ver a Lori y acercó su labial.

-Creo que este tono te quedaría bien, haber di ah.

Después de terminar de pintárselo, le acercó su espejito y volvió a hablar: -Mira, te ves bonita. ¿Por qué no te maquillas?

Lori se frustro.

-es que... No puedo! -exclamó -lo intento, pero soy un desastre para el maquillaje.

Fer se rió de ella y la consoló con un abrazo.

-Esta bien, está bien. Tu eres muy bonita.

Enhorabuena, Lori recordó que era su oportunidad para preguntarle si sabía algo sobre él. Después de todo, es tan sociable que era probable que sí.

-Oye, ¿te acuerdas de Joel?

-¿Joel? -preguntó sorprendida -¿Ese chico tonto que te gustaba?

-No es tonto -repuso Lori indignada.

-Sí, él estudia en la escuela también, solo que va en la tarde -pensó un poco y volvió a hablar -La otra vez me lo encontré.

-¿En serio? -Lori se enderezó, su corazón acelerado, "Entonces aquel chico si era el..." Pensò-. ¿Y qué te dijo?

-Me preguntó cómo estaba... Y también preguntó por Patricia y así...

-¿Patricia? -Lori frunció el ceño.

"Patricia, ¿... Patricia? Ellos ni siquiera fueron amigos, ¿por qué preguntaría por ella? Aún más importante, ¿prefirió preguntar por alguien con quien ni siquiera entabló palabra alguna vez, que por mí...?" Lori no podía dejar de hacerse ideas y aún peor, no podía dejar de sacar conclusiones apresuradas.

"¿Se olvidó de mí? ¿Nunca le importé?".

-También hablamos mal de ti -se rió al ver la expresión de Lori.

Al ritmo de los perdedores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora