Lo había logrado, Harry vio como el humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las piernas de la gente.
Las lechuzas se llamaban unas a otras, con un malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los pesados baúles.
Para Harry todo esto lo emocionada, y ansiaba aún más la vida en este nuevo mundo, por ello no durmió en toda la noche.
Una vez entró en el tren los primeros vagones se encontraban repletos de estudiantes de todos los años, algunos se asomaban por las ventanillas para hablar con sus familiares, otros discutían sobre los asientos y algunos se saludaban después de un largo tiempo sin verse.
Harry se abrió paso hasta que encontró un compartimiento con espacio extra cerca del final del tren.
"Disculpa, te molesta si me siento".
Adentro se encontraba un chico con cabello negro ondulado. Si recordaba bien era este chico el que se topo en la estación.
Su apariencia era esbelta, su cara tranquila y sus ojos estaban algo adormilados.
Parecía algo atontado y tenía una apariencia desordenada, vestía una ropa como si fuera de camping al bosque y a diferencia del resto de estudiantes este traía solamente una mochila.
Giro su rostro y respondió.
"No hay problema, hay suficiente espacio".
Harry asintió con su cabeza y primero puso a Hedwig, su lechuza en un asiento, y comenzó a empujar el baúl hacia la puerta del vagón.
Trató de subirlo, pero sólo lo pudo levantar un poco antes de que se cayera.
"¿Quieres que te eche una mano?".
Harry se sobresaltó y cuando miró detrás se dió cuenta de que se trataba del chico anterior.
Algo apenado respondió.
"Sí, por favor".
Luego ante su mirada sorprendida vio como el chico levantó completamente el carrito, como si se tratase de... no sé me ocurre nada... ¿algo ligero quizás?...
Se sacudió las palmas de sus manos y volvió a su asiento.
Harry volvió a sus sentidos y agradeció.
"Gracias".
"No hay de que, no cuesta nada... este...".
"A claro, Harry Potter un gusto".
Extendió su mano algo sudorosa y dió su nombre.
El chico se quedó atónito por unos segundos y lo miró algo extraño.
Harry miró su mano y rápidamente la limpio y volvió a extenderla.
"Leo, Leo Jackson. Ese es mi nombre, un gusto en conocerte Harry".
Harry se sintió sorprendido, ya sabes desde que llegó a este mundo no importa quién fuera se emocionaba mucho con él, es la primera vez que veía una reacción tan tranquila por lo que no pudo evitar preguntar.
"No te sientes raro o incómodo al conocerme?".
"Por qué debería?".
"Bueno no es que me quiera lucir, pero soy algo conocido por aquí". Harry levantó su cabello y dejó expuesto una cicatriz en forma de rayo.
"Lo siento no te conozco, ¿se supone que debería?".
Sintiendo que entendió algo mal rápidamente negó.
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Estoy en Harry Potter Siendo un Semidios
RandomLeo abrió los ojos y se encontró reencarnado en un pequeño bebé. Con el pasar de los años fue descubriendo que era especial, diferente a los demás. Hasta que un día a la edad de once recibió una carta de invitación que cambiaría el rumbo de su vida...