CHAPTER V "Impotencia"

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Leo no pensó mucho, en ese momento su cuerpo y mente le pedían a gritos una cosa..... que huyera.

En este momento no le interesaba la razón de la existencia de una Furia o cual era el propósito de su venida al orfanato.

Torció su cuerpo y exprimió hasta la última gota de su cuerpo para correr.

Sin mirar atrás corrió y salió a las calles de Londres.

La Furia solo miró todo esto con indiferencia y una pizca de burla.

"Siempre hacen lo mismo, solo complican las cosas".

Sus alas se extendieron como un manto oscuro y con un suave movimiento se elevó en el aire.

...

En una calle cerrada Leo se encontraba exhausto pero en ningún momento sus pies dejaron de moverse. Varios autos pasaban de vez en cuando, personas que regresaban de su trabajo y parejas que iban tomadas de la mano.

Leo intentó alejarse lo más posible de ellos, aunque se encontraba en peligro no quería implicar a personas inocentes por su culpa. De izquierda a derecha y viceversa; Leo pasaba callejón por callejón con la esperanza de perder de vista a su perseguidor.

Pero mientras huía, cuando dobló en una esquina tropezó con una persona o eso parecía, por qué era tan duro como una estatua de piedra.

Sintiendo como si su cuerpo hubiese sido atropellado por un camión cayó al suelo.

Y antes de que pudiera volver a sus sentidos sintió un fuerte golpe en su mejilla izquierda y su cuerpo salió desprendido del suelo por unos segundos antes de impactar fuertemente con una pared de concreto.

Leo sintió como si todo el mundo daba vueltas, su estómago se retorció y expulsó de su boca una especie de saliva con sangre.

Y antes de que pudiera recuperarse, llegó una repentina sensación de asfixia, con sus manos trato de apartar lo que fuese que le apretaba el cuello.

Pero no importa cuánto lo intentara no podía detenerlo, golpeó y pataleo hasta que sus manos sangrasen, pero pronto no pudo seguir moviéndose.

Justo cuando pensó que perdería el conocimiento, la sensación de ahogamiento se aflojó un poco, dándole espacio para respirar.

Cuando recuperó un poco el aliento; miro fijamente a la monstruosidad frente a él...

"Sr. Jackson, pudimos hablar con tranquilidad... no es necesario que se exaspere tanto". Dijo mientras ponía suavemente uno de sus dedos en mi cuello.

"Tú... Monstruo! Que quieres de mí?". Leo sentía un dolor extremo pero aún así intentaba buscar soluciones en cada segundo.

"¿Monstruo? Sr. Jackson... lastima mis sentimientos; en mi opinión los de su clase son los verdaderos monstruos".

Al parecer toqué una fibra sensible, lo supe al sentir como se apretaba un poco más su mano alrededor del cuello.

"¿Los.. de mi clase?".

"Si; héroes, media sangres o semidioses, sois todos lo mismo, seres hambrientos de poder y gloria". Dijo como si se tratara de algo obvio.

"Simplemente repugnantes...".

"Que quieres.. decir". Me limité a mirarla ferozmente mientras apretaba los dientes de dolor, sentía un fuerte ardor en mis brazos y espalda, sentía como mi cuerpo se desmoronaba.

"Ah cierto, aún no deberías saber lo que eres ¿verdad?".

"Bueno aunque eso ya no tiene importancia".

Estoy en Harry Potter Siendo un SemidiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora